(EP) Así lo ha dicho después de recorrer en coche panorámico 5 km desde la Nunciatura Apostólica de Harissa hacia el Patriarcado Maronita de Bkerké para encontrar a jóvenes del Líbano y de Oriente Próximo en la plaza de este Patriarcado con capacidad de casi 20 mil personas, muchos de ellos jóvenes religiosos y seminaristas del Líbano, jóvenes venidos de Siria y jóvenes musulmanes.
El encuentro se ha llevado a cabo en forma de Celebración de la Palabra con cantos, oraciones, lectura en francés y árabe, así como los testimonios de un joven y una joven libaneses en árabe y un discurso del Pontífice en francés.
Asimismo, Benedicto XVI ha sido recibido y acompañado por el Patriarca de Antioquía de los Maronitas y Presidente de la Asamblea de los Patriarcas y de los Obispos Católicos del Líbano, Béchara Boutros Raï; el Presidente de la Comisión Episcopal para el apostolado de los laicos del Líbano y Arzobispo de Trípoli Líbano de los Maronitas, monseñor Georges Bou Jaude y el vicepresidente de la misma Comisión y Arzobispo de Saïda de los Greco-melquitas, monseñor Elie Haddad.
Durante su discurso, el Papa ha agradecido por la «calurosa acogida» y por la presencia «tan numerosa» y ha saludado con la frase del evangelio de Juan 'Mi paz os doy'. También ha señalado que es «un gran honor» vivir en «esta parte del mundo que ha visto el nacimiento de Jesús y el desarrollo del cristianismo» por lo que implica «una llamada a la fidelidad, al amor por vuestra región, y especialmente a ser testigos y mensajeros de la alegría de Cristo».
En esta línea, el Pontífice ha recordado que muchos de los Apóstoles y de los santos libaneses vivieron periodos difíciles pero «su fe fue la fuente de su valor y de su testimonio» por lo que ha deseado que también ellos encuentren «en su ejemplo e intercesión la inspiración y el apoyo que necesitan».
Además, Benedicto XVI ha indicado que conoce las dificultades que los jóvenes tienen «en la vida cotidiana, debido a la falta de estabilidad y seguridad, al problema de encontrar trabajo o incluso al sentimiento de soledad y marginación» porque en un mundo en continuo movimiento, se enfrentan «a muchos y graves desafíos» pero ha señalado que «ni siquiera el desempleo y la precariedad deben incitaros a probar la 'miel amarga' de la emigración, con el desarraigo y la separación en pos de un futuro incierto».
Ya que se trata de que sean «los artífices del futuro de vuestro país» y cumplan con su papel en la sociedad y en la Iglesia por lo que ha resaltado que «la Iglesia confía y cuenta con ellos» y los ha invitado a «sed jóvenes en la Iglesia» ya que «la Iglesia necesita su entusiasmo y creatividad» por lo que ha repetido «no tengáis miedo, abrid las puertas de vuestro espíritu y vuestro corazón a Cristo».
En este sentido, con palabras de su primer encíclica 'Deus Caritas est' ha resaltado que el encuentro con Jesús «da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva» porque en él «encontrarán la fuerza y el valor para avanzar en el camino de su vida, superando así las dificultades y aflicciones» así como encontrarán «la fuente de la alegría».
También el Papa ha prevenido a los jóvenes para no refugiarse «en mundos paralelos» como «el de las drogas de cualquier tipo, o el de la tristeza de la pornografía» y ha advertido que «las redes sociales, son interesantes, pero pueden llevar fácilmente a una dependencia y a la confusión entre lo real y lo virtual» por lo que los ha invitado a «buscar y vivir relaciones ricas de amistad verdadera y noble».
El Pontífice ha invitado a los jóvenes a «ser portadores del amor de Cristo» y a «meditar la Palabra de Dios» y ha añadido que «la oración, los sacramentos, son los medios seguros y eficaces para ser cristianos y vivir 'arraigados y edificados en Cristo, afianzados en la fe'». En esta línea ha recordado que el año de la fe que está por comenzar «será una ocasión para descubrir el tesoro de la fe recibida en el bautismo».
Por otra parte, Benedicto XVI ha saludado a los jóvenes musulmanes presentes y ha agradecido su presencia «tan importante» porque, ha señalado, que ellos «son, con los jóvenes cristianos, el futuro de este maravilloso País y de todo el Oriente Medio» por lo que los ha invitado a «buscar construirlo juntos» y cuando sean adultos los ha exhortado a «continuar a vivir la concordia en la unidad con los cristianos».
En este sentido, ha indicado que «la belleza del Líbano se encuentra en esta bella simbiosis» y que es necesario que todo el Oriente Próximo al verlos comprenda que «los musulmanes y los cristianos, el Islam y el Cristianismo, pueden vivir juntos sin odios, respetando las creencias de cada uno, para construir juntos una sociedad libre y humana».
Al finalizar su discurso, el Papa se ha dirigido también a los jóvenes venidos de Siria, y les ha dicho que «admira su valentía» así como les ha mandado decir a sus casas, familiares y amigos que «el Papa no os olvida» así como que «el Papa esta triste a causa de vuestros sufrimientos y lutos» que «no se olvida de Siria en sus oraciones y es una de sus preocupaciones. No se olvida de ninguno de los que sufren en Oriente Medio» y ha reiterado que «es el momento en que musulmanes y cristianos se unan para poner fin a la violencia y a la guerra».