(Efe) Los monjes del Monasterio de Latrún (a unos 15 kilómetros de Jerusalén), se despertaron de madrugada al darse cuenta de que la puerta de entrada estaba ardiendo, y encontraron en las paredes pintadas en hebreo de «Jesús es un mono», así como «garantías mútuas», «Ramat Migrón» y «Esther Maoz», en referencia a colonias israelíes ilegales que estan siendo evacuadas en el territorio palestino ocupado de Cisjordania.
«Lo que ha ocurrido en Latrún es la continuación de una larga serie de ataques contra los cristianos y sus lugares de culto. ¿Qué pasa en la sociedad israelí de hoy para que los cristianos sean los chivos expiatorios y los objetivos de tales actos de violencia?», refiere el documento de la Iglesia.
«Los monjes de Latrún dedican su vida a la oración y al trabajo. Cientos de israelíes judíos visitan el monasterio cada semana y los monjes los reciben con caridad y afecto. Algunos han aprendido el hebreo y favorecen la comprensión mutua y la reconciliación entre judíos y cristianos, según las enseñanzas de la Iglesia», reza el texto.
Y se pregunta: «¿Qué tipo de enseñanza del desprecio a los cristianos se transmite en sus escuelas y en sus casas? Y, ¿por qué no se encuentra ni se entrega a los culpables a la justicia?». El comunicado también es rubricado por el Presidente de la Asamblea de Ordinarios, Giorgio Lingua y el Nuncio Apostólico de Jordania y ex patriarca latino Michel Sabbah, entre otros.
Sin detenciones
De momento, no se han producido detenciones relacionadas con este último caso de vandalismo, aunque los medios apuntan a que podría tratarse de una nueva acción de radicales judíos en represalia por el reciente desalojo de unas viviendas en un asentamiento judío el domingo.
Las fuerzas de seguridad israelíes se mantenían en alerta ante la posibilidad de que colonos extremistas llevasen a cabo actos de la conocida como «política del precio», que consiste en vengarse con ataques, generalmente contra palestinos y sus propiedades, cuando las autoridades toman alguna medida contraria a sus intereses.
En febrero pasado, también fue profanado el Monasterio de la Cruz de Jerusalén, levantado en el lugar donde según la tradición creció el árbol del que se extrajo la madera para la cruz de Cristo, con una pintada en la que se leía: «Muerte a los cristianos».
La Organización para la Liberación de Palestina (OLP) se sumó a las condenas al considerar «este último ataque una confirmación más de la cultura de odio y racismo que tienen los colonos que disfrutan de total inmunidad», apunta el jefe negociador, Saeb Erektat.
Netanyahu condena el atentado
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, denunció lo sucedido, que calificó en un comunicado de «acto criminal», antes de asegurar que «sus responsables deben ser severamente castigados».
En iguales términos se manifestó el titular de Defensa israelí, Ehud Barak, quien llamó a la Policía, a los servicios de seguridad interior (Shin Bet) y la Fiscalía del Estado a combatir el terrorismo judío.
«Debemos luchar con puño de hierro y poner fin a este grave fenómeno que ensucia el nombre del estado de Israel», afirmó.