(Bruno Moreno/InfoCatólica) Tras la preceptiva visita canónica, la Congregación de los Hijos del Santísimo Redentor fue erigida hace dos días, en la solemnidad de la Asunción, como instituto clerical de derecho diocesano. Esta aprobación diocesana tiene carácter esencialmente local y suele ser previa a la aprobación canónica de derecho pontificio para toda la Iglesia. Sus estatutos habían sido aprobados anteriormente por la Santa Sede.
El miércoles que viene, el día de la fiesta del Inmaculado Corazón de María, los miembros de la comunidad realizarán la profesión pública de sus votos, algo que no era posible hasta obtener la aprobación diocesana. La ceremonia será presidida por Monseñor Hugh Gilbert, benedictino y obispo de Aberdeen, el obispo diocesano con jurisdicción sobre el monasterio. El nombramiento hace un año de Monseñor Gilbert como obispo de Aberdeen supuso un cambio en las relaciones de la diócesis con los Hijos del Santísimo Redentor, ya que el obispo anterior, Monseñor Peter Moran, era mucho menos favorable a este grupo tradicionalista.
Esta pequeña congregación de quince miembros tenía, en origen, su monasterio en la Isla de Sheppey, en Kent (Inglaterra). Tras un breve traslado a Francia, compraron la isla de Papa Stronsay en 1999 y construyeron allí un monasterio. Esta pequeña isla, perteneciente al archipiélago de las Órcadas (Orkney), al norte de Escocia, es azotada por fortísimos vientos y tormentas, sólo es accesible en un trayecto de dos horas en ferry y está desierta excepto por el monasterio redentorista. Los religiosos recuperaron así un lugar tradicionalmente católico, que albergó desde el siglo VIII un monasterio celta.
La congregación fue fundada en 1988 por el P. Miguel María Sim, con las bendiciones de Mons. Lefebvre y como grupo afiliado a la Fraternidad Sacerdotal de San Pío X. Esta fundación se produjo un mes después de las ordenaciones episcopales cismáticas realizadas por Monseñor Lefevbre y de su excomunión, de modo que la nueva congregación fue creada al margen de cualquier estructura canónica y así permaneció durante dos décadas.
Hace cuatro años, sin embargo, los Redentoristas Transalpinos pidieron al Papa volver a la comunión con la Iglesia, como respuesta a la promulgación del Motu Proprio Summorum Pontificum, por el que Benedicto XVI permitía la celebración sin trabas, en toda la Iglesia, de la liturgia tradicional latina anterior a la reforma del Concilio Vaticano II. Para este grupo de redentoristas, el hecho de que la recuperación de la liturgia antigua se expresara en forma de acto personal del Papa fue especialmente significativo.
El Papa aceptó su petición, confiándolos a la Comisión Ecclesia Dei, creada para los grupos de tradicionalistas que volvieran a la comunión de la Iglesia. El superior lo anunciaba así, hace cuatro años:
“Pedí humildemente a la Santa Sede, en mi nombre y en nombre del consejo del monasterio, que se cancelase nuestra suspensión sacerdotal. El 26 de junio, se me comunicó que la Santa Sede había accedido a conceder nuestra petición. Todas las censuras canónicas se han rescindido. Nuestra comunidad disfruta ahora verdaderamente de la posesión pacífica e indiscutida de la Comunión con la Santa Sede”.
También añadía: “[La comunión con el Papa] es una perla de gran precio, un tesoro escondido en el campo, una dulzura que no pueden imaginar los que no la han probado o llevan sin experimentarla muchos años. Su valor no se puede expresar plenamente en el lenguaje terreno y, por lo tanto, esperamos que todos los sacerdotes tradicionales que aún no lo hayan hecho, respondan a la llamada del Papa Benedicto para disfrutar la gracia de la comunión pacífica e indiscutida con él”.
Su decisión de volver a la comunión con la Sede de Pedro les acarreó fortísimas críticas desde el mundo lefebvriano, que en general consideró su reconciliación con la Iglesia como una traición a la postura de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X. En aquel momento, cambiaron su denominación a Hijos del Santísimo Redentor, su nombre oficial, aunque a menudo se utilice informalmente el apelativo de Redentoristas Transalpinos. Su experiencia podría mostrar el posible camino para una FSSPX reconciliada con la Iglesia.