(VI/InfoCatólica) El cardenal abordó también en la entrevista el tema de la percepción de los lefebvrianos con respecto al carácter estricto de los principios del Concilio: «el Vaticano II adoptó cuatro constituciones, nueve decretos y tres declaraciones. En términos puramente formales, se puede hacer una diferencia entre estos tres géneros. Pero luego surge un problema, si se considera que el Concilio de Trento (1545-1563) no publicó más que decretos y ninguna constitución».
El cardenal alemán explicó que «a nadie se le ocurriría afirmar que el Concilio de Trento haya tenido un nivel inferior. Entonces, desde el punto de vista puramente formal, es posible encontrar algunas diferencias, pero no se puede aceptar verdaderamente que se hagan diferencias con respecto al carácter estricto del contenido de estos documentos».
El purpurado también recordó que el decreto conciliar sobre el ecumenismo, «Unitatis redintegratio», extrajo sus principios de la constitución dogmática sobre la Iglesia, la «Lumen gentium»: «Pablo VI insistió firmemente, cuando se promulgó el decreto, en el hecho de que este interpreta y explica la constitución dogmática sobre la Iglesia».
En cuanto al ecumenismo, el cardenal subrayó que «no es un tema secundario, sino central del Concilio, como recordó una vez Juan Pablo II. Es por ello que hoy debe ser un tema central de la Iglesia. Además, la declaración conciliar sobre las relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas, particularmente con el judaísmo, la «Nostra aetate», también se basa en la constitución dogmática sobre la Iglesia».