(Germinans/InfoCatólica) La extensión de la retractación pública de Pousa es realmente inusitada, pero acorde con el mal causado.
Empieza así: «Una cosa son mis deseos personales, mis sentimientos, mis interpretaciones de las grandes luchas y contradicciones que encuentro en la vida, y otra mi Fe, amenazada pero inquebrantable en Dios, en Jesucristo, en la Iglesia Una Santa Católica y Apostólica. Reconozco que en diferentes ocasiones he creado confusión al manifestarme, mezclando uno de estos aspectos con otro, los sentimientos humanos con el don de la fe. Así ha sido en la presente ocasión de este libro. Rectifico todo lo que pueda haber manifestado en contradicción con la Fe , la doctrina y disciplina de nuestra Iglesia. No era esta mi intención »
Después realiza una auténtica profesión de fe en Dios Padre, en Jesucristo «no como una de tantas manifestaciones de Dios ... sino el Hijo único que es uno con el Padre en el mismo Espíritu de Verdad y Amor », en los ángeles, en la Iglesia , retira sus frases a favor del sacerdocio femenino o de que no sería necesario el sacerdocio para celebrar la Eucaristía , para expresar solemnemente « Quiero vivir en la comunión jerárquica».
Luego desciende a los casos concretos aludidos en el libro y efectúa, entre otras, las siguientes aclaraciones:
«... quiero puntualizar que no quiero llevar doble vida y que nunca la he llevado, teniendo relaciones sexuales propias de marido y mujer. He vivido, como ya manifesté, mi celibato con alegría y libertad».
« Sé, y soy muy consciente de que el Magisterio de la Iglesia no yerra, y en concreto en las materias del aborto, anticonceptivos, homosexualidad ».
«... reconozco y me arrepiento del poco rigor teológico que hay en mis manifestaciones de las páginas 92 y 138. Creo y así lo manifiesto, y lo pongo por escrito, que hay una sola Iglesia, el Pueblo de Dios y Cuerpo de Cristo, hablando en los términos teológicos del Concilio Vaticano II ».
Y finaliza: «Por todo ello ruego que se acepte mi mejor voluntad, más que mi acierto en formulaciones teológicas. Que se acepte lo que siempre he manifestado pública y privadamente. Que he vivido y quiero vivir mi Fe en este Dios manifestado en Jesucristo y en su Iglesia, a través del regalo y don que me hizo Jesús y la Iglesia de poderlo vivir en mi ministerio sacerdotal ejercido con humildad y agradecimiento, ayudado por la gracia de Dios y con al intercesión de la Virgen María».