Además, ha condenado "la explotación de menores, su abandono en manos de personas sin escrúpulos, el abuso y la tortura" y ha exhortado a quienes se dedican pastoralmente o por motivos de trabajo al mundo del turismo y a toda la comunidad internacional a "aumentar la vigilancia, prevenir y contrastar" en los contextos turísticos.
En este sentido, Benedicto XVI ha subrayado que el turismo sexual es "una de las formas más abyectas de estas desviaciones que devastan, desde el punto de vista moral, psicológico y sanitario, la vida de las personas, de tantas familias y, a veces, de comunidades enteras.
El Pontífice ha resaltado que el turismo, junto con las vacaciones y el tiempo libre, es "un espacio privilegiado para la restauración física y espiritual, posibilita el encuentro de quienes pertenecen a culturas diversas, y es ocasión de acercamiento a la naturaleza, favoreciendo por todo ello la escucha y la contemplación, la tolerancia y la paz, el diálogo y la armonía en medio de la diversidad".
Además, ha añadido que la posibilidad que brindan los viajes de "admirar la belleza de los pueblos, de las culturas y de la naturaleza, puede conducir a Dios, favoreciendo la experiencia de fe".
Así, ha destacado que la pastoral del turismo debe centrar su atención en "iluminar este fenómeno con la doctrina social de la Iglesia, promoviendo una cultura del turismo ético y responsable, de modo que llegue a ser respetuoso con la dignidad de las personas y de los pueblos, accesible a todos, justo, sostenible y ecológico".
"La Iglesia --ha agregado Benedicto XVI-- desea seguir ofreciendo su sincera colaboración, desde el ámbito que le es propio, para hacer que este derecho sea una realidad para todos los seres humanos, especialmente para los colectivos más desfavorecidos".
Finalmente, el Papa ha resaltado que la nueva evangelización exige tener presente y aprovechar las numerosas ocasiones que el fenómeno del turismo ofrece para "presentar a Cristo como respuesta suprema a los interrogantes del hombre de (EP) hoy".
(EP) El Santo Pade ha exhortado a quienes se dedican pastoralmente o por motivos de trabajo al mundo del turismo y a toda la comunidad internacional a "aumentar la vigilancia, prevenir y contrastar" en los contextos turísticos.
En este sentido, Benedicto XVI ha subrayado que el turismo sexual es "una de las formas más abyectas de estas desviaciones que devastan, desde el punto de vista moral, psicológico y sanitario, la vida de las personas, de tantas familias y, a veces, de comunidades enteras.
El Pontífice ha resaltado que el turismo, junto con las vacaciones y el tiempo libre, es "un espacio privilegiado para la restauración física y espiritual, posibilita el encuentro de quienes pertenecen a culturas diversas, y es ocasión de acercamiento a la naturaleza, favoreciendo por todo ello la escucha y la contemplación, la tolerancia y la paz, el diálogo y la armonía en medio de la diversidad".
Además, ha añadido que la posibilidad que brindan los viajes de "admirar la belleza de los pueblos, de las culturas y de la naturaleza, puede conducir a Dios, favoreciendo la experiencia de fe".
Además ha destacado que la pastoral del turismo debe centrar su atención en "iluminar este fenómeno con la doctrina social de la Iglesia, promoviendo una cultura del turismo ético y responsable, de modo que llegue a ser respetuoso con la dignidad de las personas y de los pueblos, accesible a todos, justo, sostenible y ecológico".
"La Iglesia -ha agregado Benedicto XVI- desea seguir ofreciendo su sincera colaboración, desde el ámbito que le es propio, para hacer que este derecho sea una realidad para todos los seres humanos, especialmente para los colectivos más desfavorecidos".
Finalmente, el Papa ha resaltado que la nueva evangelización exige tener presente y aprovechar las numerosas ocasiones que el fenómeno del turismo ofrece para "presentar a Cristo como respuesta suprema a los interrogantes del hombre de hoy".