Bajo el título 'Los tiempos difíciles de la humanidad' Castro añade que decidió "solicitarle unos minutos de su muy ocupado tiempo cuando conocí por boca de nuestro canciller Bruno Rodríguez que a él le agradaría ese modesto y sencillo contacto".
En el resto de su carta, el líder cubano expresa su preocupación por la "desinformación" que se vive en el mundo. "Mientras en el planeta un número creciente de personas carecen de vivienda, pan, agua, salud, educación y empleo, las riquezas de la Tierra se malgastan y derrochan en armas e interminables guerras fraticidas", afirma.
Como es habitual también tiene palabras de reproche para EEUU y para su presidente, Barack Obama, al que critica por "imponer" en la II Cumbre sobre energía nuclear sus políticas.
"En el polo opuesto de nuestro planeta, donde se ubica Seúl, capital de Corea del Sur, el presidente Barack Obama se reúne en una Cumbre de seguridad nuclear, para imponer políticas relacionadas con la disposición y uso de armas nucleares".
Remontándose al triunfo de la Revolución cubana, Fidel hace un alegato para la unión entre "marxista" y "cristianos sinceros". Así, dice que fueron las experiencias vividas durante más de 15 años de Revolución cuando llegó a la conclusión de que "con independencia de sus creencias políticas y religiosas, debían y podían luchar por la justicia y la paz entre los seres humanos".
Y finaliza: "Hoy con más razón que nunca, porque marxistas y cristianos, católicos o no; musulmanes, chiítas o sunitas; libre pensadores, materialistas dialécticos y personas pensantes, nadie sería partidario de ver desaparecer prematuramente a nuestra irrepetible especie pensante, en espera de que las complejas leyes de la evolución den origen a otra que se parezca y sea capaz de pensar".
(Agencias) Bajo el título 'Los tiempos difíciles de la humanidad' Castro añade que decidió "solicitarle unos minutos de su muy ocupado tiempo cuando conocí por boca de nuestro canciller Bruno Rodríguez que a él le agradaría ese modesto y sencillo contacto".
En el resto de su carta, el líder cubano suelta su típico discurso político lleno de reproches hacia Estados Unidos y todos aquellos que se oponen a la dictadura comunista que asola Cuba desde hace más de medio siglo.
Remontándose al triunfo de la Revolución cubana, Fidel hace un alegato para la unión entre "marxistas" y "cristianos sinceros". Así, dice que fueron las experiencias vividas durante más de 15 años de Revolución cuando llegó a la conclusión de que "con independencia de sus creencias políticas y religiosas, debían y podían luchar por la justicia y la paz entre los seres humanos".
Y finaliza: "Hoy con más razón que nunca, porque marxistas y cristianos, católicos o no; musulmanes, chiítas o sunitas; libre pensadores, materialistas dialécticos y personas pensantes, nadie sería partidario de ver desaparecer prematuramente a nuestra irrepetible especie pensante, en espera de que las complejas leyes de la evolución den origen a otra que se parezca y sea capaz de pensar".