(InfoCatólica) El pasado 10 de febrero se hizo público el nombramiento de Mons. Mietto, Vicario Apostólico Emérito del Napo, como Administrador Apostólico sede plena del Vicariato Apostólico de San Miguel de Sucumbíos, con todos los derechos y las facultades concedidas a los Ordinarios del territorio de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, según el Código de Derecho Canónico.
Mons. Paolo Mietto, CSJ, nació en Padua (Italia) el 26 de mayo de 1934. Realizó sus estudios secundarios superiores en Institutos regentados por los Padres Josefinos y los de Filosofía y Teología en el Instituto San Pedro de la ciudad de Viterbo. Fue ordenado sacerdote el 30 de marzo de 1963.
Desempeñó varios cargos de importancia entre los cuales destaca la cátedra de Teología Dogmática, en las Comunidades de los Padres Josefinos, a quienes está confiado el Vicariato Apostólico de Napo. Fue elegido Superior General de la Congregación de San José (Josefinos de Murialdo) en el año 1982 y reelegido para un segundo período consecutivo como tal.
En septiembre de 1994, el Papa Juan Pablo II lo nombró Obispo Coadjutor del Vicariato Apostólico del Napo. En 1996, sucedió en el gobierno pastoral a Mons. Julio Parise, CSJ, como Obispo Vicario Apostólico del Napo. El 5 de diciembre de 2011, el Santo Padre Benedicto XVI lo nombró Administrador Apostólico sede plena del Vicariato Apostólico de San Miguel de Sucumbíos.
El Nuncio exhorta a los fieles a acogerle como padre y pastor
En la homilía el Nuncio Apostólico dijo que “el Señor concede a Mons. Paolo Mietto una nueva misión, ser padre y pastor del pueblo que se le ha confiado en este Vicariato Apostólico. Mons. Mieto viene a vosotros queridos hermanos y hermanas de Sucumbíos en nombre del Señor a anunciar el Evangelio que la iglesia de Cristo ha recibido, proclamado, defendido y testimoniado siempre”. Al dirigirse a los sacerdotes destacó la necesidad de ser reverentes en la celebración diaria de la liturgia eucarística y celosos en la predicación de la Palabra de Dios.
Mons. Paolo Mietto durante su intervención hizo un llamamiento a la unidad del pueblo de Sucumbiós a quienes dijo: “con ustedes y junto con ustedes como me siento ahora deudor, me siento en deuda, deudor de comunión con la Iglesia que vive y crece en el Ecuador en sus diferentes Arquidiócesis, Diócesis y Vicariatos, me siento endeudado con ustedes, y tenemos que sentirnos endeudados todos porque ha sido público el distanciamiento, la división entre nosotros pueblo de Dios en Sucumbíos”.
Convoca a rezar y trabajar en comunión
Al referirse a los problemas surgidos en el Vicariato señaló que “el magnífico proyecto de Dios Padre quedó desdibujado” en este largo año, sin embargo “tengo un sueño, el sueño que desde hoy asumamos todos obispos, religiosos, sacerdotes consagrados, pueblo todo, el desafío de de hacer del pueblo católico que vive en Sucumbíos una iglesia misionera y profética, hacer de San Miguel de Sucumbiós una verdadera casa y escuela de comunión”.
Para lograr esta casa de comunión Mons. Paolo Mietto pidió poner en prácticas varias iniciativas. La primera de ellas, pidió a los religiosos incardinados en el vicariato, sacerdotes de comunidades, representantes de la CER-Sucumbíos y miembros del grupo Carismático Católico que organizaran una jornada de oración el jueves 8 de marzo; invitó a todos los asistentes a participar en esta hora de oración como primera expresión de comunión del pueblo de Sucumbiós. Convocó tambien a los representantes de las agrupaciones a una reunión para el 12 de marzo.
Durante su intervención recordó afectuosamente a Mons. Gonzalo López Marañón, destacó y agradeció su labor durante 40 años frente al Vicariato, agradeció también a todos los carmelitas que durante años han colaborado en el crecimiento del Vicariato y al P. Rafael Ibarguren, nombrado administrador apostólico de Sucumbiós a finales de 2010. También agradeció a Mons. Angel Polivio Sánchez, Obispo de Guaranda y Secretario General de la Conferencia Episcopal, por su labor como Delegado Pontificio para Sucumbiós.
Para concluir su intervención Monseños Mietto señaló que “la iglesia no bendice las rupturas, bendice los reencuentros, la Iglesia no levanta muros, crea puentes. Dios no bendice resentimientos sino el perdón y esta iglesia sufrió bastante y toda la iglesia del Ecuador sufrió por los problemas surgidos, ha sido esta una experiencia de muerte y de resurrección”. Al final de la Eucaristía dio a conocer que el Santo Padre Benedicto XVI envió una bendición especial para Sucumbíos