(Efe) Los defensores de la ordenación de mujeres se oponían en un principio a que se pudieran presentar este tipo de enmiendas, pero finalmente la mayoría ha cedido ante la petición del arzobispo de Canterbury, que lleva años intentando evitar una escisión importante en esta institución.
Un año más, el sínodo, que concluye hoy, ha estado dominado por el debate sobre la ordenación de mujeres obispos, a la que el sector más tradicionalista se opone frontalmente y amenaza con la deserción masiva hacia el catolicismo. La Iglesia de Inglaterra se comprometió hace años a elevar a mujeres al obispado, pero la ejecución de ese plan se ha aplazado año tras año por culpa de las divisiones que provoca entre sus miembros.
La legislación para permitirlo necesita dos tercios en todas las cámaras del sínodo general, la de obispos, clérigos y laicos. Si supera estas votaciones, se trasladará al Parlamento británico para su aprobación por los diputados y la eventual sanción de la reina Isabel II, cabeza de la Iglesia anglicana.
El sínodo general trata también asuntos como el suicidio asistido y la reforma de la Cámara de los Lores del Parlamento, donde los obispos anglicanos tienen representación.