(Notimex) En su discurso, el Pontífice recomendó preparar a los jóvenes para que eviten emigrar, utilizando sus talentos para formar una categoría socialmente y culturalmente relevante, capaz de construir puentes culturales, sociales y espirituales entre las naciones.
"El encuentro de las culturas en el campo universitario debe ser, por lo tanto, animado y sostenido, teniendo como fundamento los principios humanos y cristianos, los valores universales, para que ayude a hacer crecer una nueva generación capaz de diálogo y discernimiento", dijo.
"Los estudiantes internacionales -agregó-, tienen la potencialidad de volverse, con su formación intelectual, cultural y espiritual, artífices de un mundo de rostro más humano".
Reconoció que aumentan cada vez más quienes dejan sus lugares por la carencia de formación calificada y de estructuras adecuadas en la propia tierra, como también de las tensiones sociales y políticas, gracias también al apoyo económico para el estudio en el extranjero.
Según el obispo de Roma, estas personas viven situaciones que los hacen más sensibles a difundir el respeto y la colaboración para la paz y el desarrollo.
Por ello, insistió "vivamente" en la creación de programas efectivos, tanto en Europa como a nivel mundial, que ofrezcan esa oportunidad a muchos jóvenes.
A las instituciones católicas de educación superior les pidió ser "laboratorios de humanidad" que estimulen a los jóvenes en la búsqueda no sólo de una calificación profesional, sino también de la respuesta a la exigencia de felicidad, sentido y plenitud, que habita en el corazón humano.
"El encuentro entre los universitarios ayuda a descubrir y valorar el tesoro escondido en todo estudiante internacional, considerando su presencia como un factor de enriquecimiento humano", apuntó.