(ACI/EWTN Noticias) En la Plaza de San Pedro y ante miles de fieles, el Papa explicó que este salmo es uno de los más extensos ya que consta de 176 versículos y 22 estrofas, escrito como un "acróstico alfabético" que usa todas las letras del alfabeto hebraico. El texto es un canto solemne sobre la ley de Dios, sobre la Palabra "que interpela al hombre e impulsa su respuesta de obediencia confiada y de amor generoso".
El Papa señala luego que "la Ley del Señor, su Palabra, es el centro de la vida del orante; en ella él encuentra consuelo, en ella medita, la conserva en su corazón. Este es el secreto de la felicidad del Salmista; que dice también: ‘Los orgullosos traman engaños contra mí. Pero yo con todo el corazón custodio tus preceptos’".
El salmista, como María, es fiel porque escucha la Palabra. "Es la Virgen María la que lleva a cumplimiento la perfecta figura del creyente, que describe el salmista. Es Ella la verdadera ‘feliz’, como proclama Isabel ‘por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor". "Ciertamente –precisó el Santo Padre– María es feliz porque su vientre ha llevado al Salvador, pero sobre todo porque ha acogido el anuncio de Dios, porque ha custodiado atenta y amorosamente su Palabra".
Benedicto XVI subrayó luego que "la ley divina, objeto del amor apasionado del Salmista y de todo creyente, es fuente de vida. El anhelo de comprenderla, de observarla, de orientar hacia ella todo su propio ser es la característica del hombre justo y fiel al Señor, que la ‘medita día y noche’, como reza el Salmo 1".
"La ley de Dios –continuó– es una ley que se debe conservar en el corazón come dice el célebre texto del Shemá en el Deuteronomio: Escucha, Israel. Estos preceptos que yo te doy, grábalos en tu corazón. Incúlcalos en tus hijos, háblales de ellos cuando estés en tu casa, cuando vayas de viaje, al acostarte y al levantarte".
La Ley de Dios, dijo también el Papa, debe ser el centro de la existencia humana que "que se debe traducir en opciones concretas y que debe llegar a ser camino y seguimiento". Al joven rico que "le pregunta qué hay que hacer para alcanzar la vida eterna, Jesús señala el camino de la observancia de la Ley, pero indicando cómo hacer para llevarla a su cumplimiento: ‘Sólo te falta una cosa: ve, vende lo que tienes y dalo a los pobres; así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme’. El cumplimiento de la Ley es seguir a Jesús, ir por el camino de Jesús, en compañía de Jesús".
El Papa explicó además que el salmo 119 habla de la herencia que ha recibido el hombre con la Palabra del Señor, con la custodia de sus enseñanzas, preceptos, mandatos que son "la alegría de mi corazón", como dice el salmista.
Estos versículos son verdad, dijo Benedicto XVI, "ante todo para los sacerdotes, llamados a vivir sólo del Señor y de su Palabra, sin otras seguridades, teniéndole a Él como único bien y única fuente de vida. Bajo esta perspectiva se comprende la libre elección del celibato por el Reino de los cielos, que hay que redescubrir en su belleza y fuerza".
Pero estos versículos, prosiguió, "son también importantes para los fieles, pueblo de Dios que pertenece solo a Él, ‘reino de sacerdotes’ para el Señor, llamados a la radicalidad del Evangelio (…) son nuestra "tierra" en la que vivir en comunión y alegría".
En español el Santo Padre dirigió un saludo particular a los grupos de España, Argentina y México, así como a los demás países de América Latina.
Dirigió también un especial saludo a Ecuador donde "comienza hoy el Congreso Nacional de las Familias. Saludo desde aquí a los participantes y pido a todos una oración para que también las familias escuchen al Señor y cumplan su designio salvador".