(RV) Este seminario internacional organizado por el Teléfono Azul y el Centro Internacional para niños explotados y desaparecidos, en colaboración con el Hospital pediátrico Niño Jesús de Roma y la Clínica americana Mayo pretende sensibilizar a la opinión pública y a los líderes mundiales de la política y la sociedad con respecto a los derechos de la infancia. El objetivo principal es proyectar nuevas estrategias de intervención global para contrastar los abusos de menores, un fenómeno en continuo crecimiento en todo el mundo. Veinte años después de la ratificación de la Convención sobre los Derechos del Niño, el encuentro representa una importante ocasión para reunir a las instituciones políticas, los individuos y la sociedad civil para elaborar una nueva estrategia contra los abusos sobre la infancia.
Mons. Scicluna desarrolló su intervención en diez puntos, entre los que resaltó la necesidad de que “cualquier institución, global o local, que intente desarrollar una estrategia de tutela de la infancia y prevención de los abusos sobre los menores debe considerar sacrosanto el principio por el que el bienestar del niño es una absoluta prioridad para todos”. El promotor de justicia de la Congregación para la Doctrina de la Fe consideró que es una “legítima expectativa que un niño transcurra sus primeros años de vida en un ambiente seguro y afectuoso”, porque todos los niños tienen el derecho a una sana educación sin discriminaciones sexuales, raciales o religiosas.
El prelado, que definió el abuso de un menor como una trágica herida a la dignidad humana, se refirió en particular a los ministros de la Iglesia que abusan sexualmente de un menor recriminando una conducta repugnante y reprobable porque infringe daños incalculables al normal desarrollo sexual del menor, a su autoestima y a su dignidad. De igual forma Mons. Scicluna calificó de escandaloso este abuso y traición de la sagrada confianza que el Pueblo de Dios deposita en sus pastores, que además daña la credibilidad de la Iglesia y ensucia la belleza de su testimonio del Evangelio de Jesucristo. La última de las razones enumeradas por el prelado fue el descrédito del sacerdocio ministerial arrojando “la sombra de la delincuencia, el crimen y el mal comportamiento sobre innumerables exponentes del clero y agentes pastorales inocentes”.
En el plano preventivo el promotor de justicia subrayó la necesidad de enseñar a los niños a protegerse y a reaccionar contra los abusos, evitando una actitud de resignación e inercia. Tras resaltar el derecho y deber de denunciar los abusos en cualquier ámbito, Mons. Scicluna recordó las palabras Juan Pablo II en 2002: “No hay lugar en el sacerdocio, ni en la vida religiosa para quien pueda hacer daño a los jóvenes”.
El prelado insistió en la necesidad de una conducta irreprensible canalizada a través de instituciones cuyos códigos de conducta especifiquen claramente las consecuencias de su violación. Y en este contexto recordó el Motu Proprio ‘Sacramentorum Sanctitatis Tutela’ de Juan Pablo II que en 2002 estableció una ley especial que incluyó el abuso sexual de menores cometido por un clérigo en la lista de los crímenes más graves.
Un año después, el entonces prefecto de la Congregación de la Fe, cardenal Ratzinger, obtuvo de Juan Pablo II algunas facultades especiales para aligerar los procedimientos penales para los delitos más graves, que comprendían el proceso administrativo penal, y en los casos más graves, la dimisión del estado clerical. “Facultades – recordó Mons, Scicluna- incluidas en la revisión del Motu Proprio aprobado en 2010 por Benedicto XVI” y que aumenta a 20 años el tiempo de prescripción del delito en los casos de abusos de menores. En el mismo también está incluido el delito canónico de adquisición, posesión o distribución de material de pornografía infantil.
Para el prelado “el abuso sexual de menores no es sólo un delito canónico o la violación de un código de conducta interno de un instituto”, sino que también es un “delito perseguible por la ley civil”, y aunque “las relaciones con las autoridades civiles varíen de un país a otro, es importante cooperar con tales autoridades”.