(La Voz de Galicia) El deán también apuntó a La Voz de Galicia que su renuncia era “completa y absoluta, a disposición de lo que quisiera monseñor Barrio“. Díaz señala que el arzobispo le aceptó la dimisión “como archivero“, pero le dijo “que continuara como deán“.
Aunque la renuncia ha sido aceptada, todavía no se ha hecho efectiva, puesto que el Arzobispado de Santiago no ha anunciado quién será el responsable del archivo catedralicio, por lo que el deán deberá continuar con esa labor provisionalmente.
El comunicado emitido por el arzobispado admite que Díaz “había puesto su cargo a disposición en reiteradas ocasiones desde la desaparición del Códice Calixtino“. El texto señala que, aceptando la renuncia, Díaz “a partir de ahora podrá dedicarse de modo más pleno a las funciones de su cargo de deán-presidente del cabildo catedralicio“.
En el comunicado, tanto el Arzobispado como el cabildo “agradecen su buen hacer y su generosa dedicación a lo largo de treinta y seis años en la dignificación y modernización del archivo de la catedral, así como la ayuda ofrecida con acreditada capacidad intelectual a numerosos investigadores“.
“Estos treinta y seis años que llevo como responsable del archivo creo que fueron de trabajo ímprobo, sobre todo por simultanear ambas ocupaciones“, explicó ayer José María Díaz. “Ahora podré, como me pide el arzobispo, centrarme más en la presidencia del cabildo“, señaló el deán. El exarchivero cree que el nombre del nuevo responsable del cometido se conocerá pronto y considera que es un trabajo que exige cada día más dedicación y que requiere “una atención que es difícil de compatibilizar con otros cometidos“.
Obispos y patrimonio
El anuncio realizado por el Arzobispado coincidió con la reunión que los obispos gallegos mantuvieron en Santiago con los delegado de Patrimonio de la Xunta de Galicia en cada una de las diócesis para profundizar en el cuidado de los bienes patrimoniales de la Iglesia. Los obispos gallegos han reiterado el compromiso de la Iglesia gallega con la conservación de un patrimonio que se ha “venido cuidando a través de la historia“, según señalaron los obispos gallegos.