(Notimex) Durante la misa dominical en la Catedral Metropolitana, que le tocó presidir por la ausencia del cardenal Norberto Rivera, quien se encuentra en Francia, el prelado señaló que hay muchos campos de la vida humana en los cuales se requiere de trabajadores que ofrezcan sus fuerzas para colaborar en la construcción del reino de Dios.
“Estamos inmersos en la compleja trama de la sociedad de la que somos parte y preocupados por nuestra Patria, sometida a los embates de la violencia, afectada por las sombras de injustas desigualdades y por las pocas oportunidades que encuentran los jóvenes para realizar sus proyectos”, aseguró el obispo.
Por eso todos y cada uno de los integrantes de la sociedad, cada familia, todo grupo humano desde el ámbito que le tocó ocupar “está llamado a trabajar en el campo del Señor”, es decir, a favor del bien común y de la justicia social.
Esa viña es el mundo entero, comenzando por México, explicó Mons. Vargas Peña, quien exhortó a que cada cual se examinar a sí mismo para que el Señor transforme los corazones, para hacer a un lado la visión hedonista y material, así como para colaborar en la construcción del reino de Dios sin buscar reconocimiento o retribución.
Recalcó también que cada acción emprendida debe tener como fin al hombre mismo y a su dignidad, pues“cada persona tiene una dignidad tan grande que solamente la persona humana da sentido y es la medida de todos los proyectos políticos, económicos y sociales y de todos los avances de la ciencia”.
Por ello, durante la Misa se pidió por aquellos que tienen más capacidad de influir en la sociedad, como el presidente Felipe Calderón y el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, a quienes de manera inusual se mencionó por nombres y apellidos.
También se oró por los poderes Legislativo y Judicial, 'para que hagan posible la organización social, promulguen y ejerzan las leyes necesarias para vivir con equidad y fraternidad'. Igualmente se pidió a Dios por las fuerzas armadas, para que puedan protejer a la nación con honestidad y sabiduría, así como “defender con la misma lealtad la fe en la cual han sido bautizados”. Por último, se rezó para que cada uno de ellos, desde sus particulares ámbitos de acción, trabajen por la justicia social y el bien común, por la equidad, la seguridad y los valores.
Durante la ceremonia litúrgica los fieles católicos recordaron, además, a las miles de víctimas de los terremotos del 19 y el 20 de septiembre de 1985.