(Fides) “En Dadaab, el CRS está trabajando para arreglar los baños en un campo de reasentamiento donde, en teoría, son transferidos desde el campo principal unos 800 refugiados al día,” dice la Sra. Tkalec. “Esto no es suficiente, ya que en Dadaab siguen llegando todos los días de 800 a 1.300 nuevos refugiados. Las necesidades son enormes, ya que incluso las comunidades locales se encuentran en serias dificultades “, continua la responsable de Cáritas.
“Si nos fijamos en quienes son los más vulnerables”, añade, “en primer lugar se encuentran los refugiados recién llegados de Somalia, después son las comunidades locales y los refugiados que están mucho tiempo en los campos. El problema es que ninguna organización trabaja con las comunidades locales, que también han perdido todo. Si también se piensa que los recursos escasos de la tierra, principalmente el agua, son compartidos por las comunidades locales y los refugiados de Somalia, entendemos que hay tensiones, porque ahora no hay nada para nadie: las reservas de agua se han agotado”.
“Teniendo en cuenta que la ayuda se distribuye sólo a los refugiados, hay manifestaciones diarias por los kenianos locales. Llegamos al punto de que los lugareños tratan de hacerse pasar por refugiados. Esto no es nada nuevo, ya que incluso en esta región son kenianos de origen somalí, tienen la misma lengua, cultura y tradiciones de los refugiados “, dijo Susana Tkalec.
La responsable de Cáritas acaba de regresar de una misión de evaluación a Yibuti, donde, según estadísticas de la ONU, en el campo de Ali Addeh viven 18.000 personas. A estos hay que añadir 3.000 refugiados urbanos. “En Ali Addeh la situación es desesperada, porque el campo está superpoblado”, dijo la señora Tkalec. “Para aliviar el campamento de Ali Addeh a finales de septiembre o principios de octubre, se debe abrir el campamento de Holl Holl. Los trabajos a realizar para volver a abrir este campo son difíciles, porque en la práctica se trata de una parcela de tierra árida en la que deben ser removidos antes de que la infraestructura del campamento fue abandonado en 2006 y crear otros nuevos”.
“Además de ayudar a los refugiados, Cáritas Yibuti trabaja principalmente con las comunidades locales, porque ellos también están en una situación desesperada, como es el caso de las comunidades rurales en Kenia y Etiopía”, dijo Suzanna Tkalec. “En Yibuti, la situación es aún más difícil porque es un país desierto por completo. A lo largo de su territorio tienen problemas de acceso de agua. Las comunidades rurales, incluidos los nómadas que han perdido todo, en particular el rebaño de animales, se acercan a las ciudades. En consecuencia, los recursos se vuelven escasos para todos”, concluyó la responsable de Cáritas.