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30.10.11

Un mes con dos apocalipsis fallidos

Fragmentos de apocalipsis (3)

El mes de octubre de 2011 que terminamos pasará a los anales de los milenarismos varios por haber concentrado, en una sola semana, dos predicciones del comienzo del fin de los tiempos. Por un lado, el ya popular predicador norteamericano Harold Camping, líder del movimiento Family Radio, había retrasado la predicción fallida de la parusía del pasado mes de mayo hasta el 21 de octubre. Por otro lado, algunos modestos grupos de impronta adventista habían apuntado al día 15. Ambas fechas han pasado y no tenemos constancia alguna de la segunda venida de Cristo en majestad, “vestido y ceñido de poder”, tal como reza el salmo 92. Un mes de octubre que ha pasado más desapercibido a efectos mediáticos, después del fracaso anterior. En efecto, el diario Chicago Tribune titulaba la víspera del supuesto acontecimiento terminal preconizado por Camping: “Predicho el fin, pero sin trompetas”.

Hace unos meses tuve ocasión de analizar en otro artículo (“Ayer iba a ser el fin del mundo…”) todo el revuelo milenarista que se armó en torno al anciano multimillonario Harold Camping, conocido en los círculos del neo-profetismo bíblico por haber señalado en estas últimas décadas la parusía, con una precisión en sus cálculos inversamente proporcional al acierto de los mismos. El 21 de mayo tocaba el susto de recibir a Cristo en su vuelta a la tierra, iniciándose así su reinado milenario, una imagen tomada del libro del Apocalipsis. Sintetizando mucho la cosa, Camping forma parte de una escuela –ya clásica– que realiza una lectura fundamentalista de la Sagrada Escritura y que destaca por su contabilidad cronológica. Echando mano de referencias bíblicas tales como las edades de los patriarcas veterotestamentarios, la cuenta acaba saliendo, década arriba, década abajo, así: la Creación del mundo (estrictamente semanal, en siete días de reloj, como es lógico en esta mentalidad), y el diluvio universal, habrían tenido lugar unos cuatro milenios antes de Cristo. En torno al año 2000, por lo tanto, se llegaría al año 6000. Justamente el momento indicado para iniciarse el milenio en el que el Señor reinará con los justos, para completar esa cifra simbólica del año 7000, en una visión de la historia que determina etapas claramente diferenciadas en una progresión hacia el fin.

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26.10.11

Halloween y todos los santos

En estas fechas vuelve la moda, que se acrecienta cada año, de celebrar la noche de Halloween. Como en estos días se pueden leer muchas cosas dispares, publicamos a continuación un nuevo artículo sobre este tema, firmado por Vicente Jara, miembro de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES).

¿Es la fiesta de Todos los Santos una cristianización de una fiesta pagana celta anterior?

Halloween es una palabra que aparece por vez primera en el siglo XVI, en concreto en el año 1556, y es una variante escocesa de “all-hallows-evening”, o sea, la noche anterior al día “All Hallows”, que significa “todos los Santos”. Actualmente en occidente es una fiesta en continua extensión con elementos que en nada remiten ya a la fiesta cristiana de Todos los Santos, sino que toma elementos ligados a los muertos tal y como se entienden dentro del paganismo, con importaciones variadas de culturas más o menos antiguas provenientes del continente europeo. Esta fiesta, Halloween, incluso en países de tradición y cultura cristiana se está convirtiendo en una fiesta que está desplazando en muchos ámbitos a la tradicional de Todos los Santos. Algunos sugieren que es una vuelta a lo que siempre fue, es decir, que la fiesta cristiana en su origen fue un añadido cristiano sobre una antigua fiesta pagana celta. Veamos si fue o no así.

La fiesta del paganismo celta: Samhain

Samhain es una fiesta gaélica, celta, y entonces hemos de remitirnos a zonas irlandesas y escocesas dentro de las islas británicas. Esta fiesta marca el final de la mitad luminosa del año, y el comienzo de la mitad oscura del calendario. Actualmente tiene un gran predicamento dentro del neo-paganismo. En el siglo XIX fue profusamente popularizado por James Frazer, el famoso antropólogo y estudioso de mitologías, y por John Rhys, un especialista en pueblos celtas.

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15.10.11

Las profecías de Nostradamus

Fragmentos de apocalipsis (2)

Nostradamus. El nombre enigmático y atrayente, el paradigma del visionario. En los años 90, el periodista Damian Thompson constataba que “todo título que incluya el nombre de Nostradamus, el vidente francés del siglo XVI, tiene la venta asegurada, como cualquier libro con una nave espacial en la portada”. Pasaba en los años 90 y pasa ahora. Porque, antes y después del redondo año 2000, cargado de resonancias milenaristas, la figura de Nostradamus ha seguido interesando al personal, y se ha utilizado como gancho comercial y reclamo publicitario, además de servir de autoridad a la que acudir en las más diversas previsiones apocalípticas, desde el antes del 2000 (en concreto, con el eclipse solar de 1999) hasta el famoso 2012, como tendremos ocasión de analizar.

Michel de Nôtre-Dame, que así se llamaba, nació en 1503 en Saint-Rémy-de-Provence, al sur de Francia, en una familia acomodada de origen judío. Estudió medicina y ejerció esta profesión, que simultaneaba con prácticas astrológicas y esotéricas. Hay que tener en cuenta que en la época renacentista estuvieron en auge las más diversas corrientes del ocultismo: tradiciones herméticas, cabalística, alquimia, mística heterodoxa, etc., y sabemos que Nostradamus, en sus viajes por Francia para asistir a los afectados por la peste, trabó relación con muchos representantes de estas tradiciones. Más tarde empezó a escribir sus profecías, que normalmente presagiaban funestos acontecimientos, y por eso la gente comenzó a mirarlo mal. Dicen que si se salvó de la hoguera fue gracias a la protección de la reina francesa Catalina de Médici. Poco a poco fue creciendo su celebridad, y logró la admiración popular –y también de los mandatarios– por algunos supuestos aciertos, como la predicción de la muerte del rey Enrique II. Tanto fue estimado por la alta sociedad, pendiente de sus vaticinios, que llegó a ser médico del rey Carlos IX.

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9.10.11

Las sectas y la libertad religiosa

Derek H. Davis – Barry Hankins (eds.), New Religious Movements and Religious Liberty in America (Waco, Texas: Baylor University Press 2003, 2ª ed.) VIII + 238 pp.

Los editores de esta obra son director y profesor del Instituto de Estudios Iglesia-Estado en la Universidad Baylor (Texas) respectivamente. Este centro es conocido internacionalmente, además de por sus libros, por su prestigiosa revista Journal of Church and State, cuyo editor es Davis. En esta ocasión reúnen los ensayos presentados en el simposio celebrado –con el mismo título que el presente libro– en febrero de 2001 en su universidad, además de añadir en su segunda edición los dos capítulos finales. El porqué del tratamiento conjunto de ambos temas lo explican en la introducción: «la medida de la salud de la libertad religiosa en una sociedad es el grado en el que son protegidas las creencias minoritarias, no tradicionales» (1).

Explican que el uso del término new religious movement en lugar de cult (lo que en castellano equivaldría a “secta” o “secta destructiva”) evita la carga peyorativa, importante en los EE.UU., donde hay total igualdad entre las entidades religiosas, sean cuales sean sus creencias, tamaño o importancia. Todos los autores, según Hankins, son de la opinión de que «los nuevos movimientos religiosos [en adelante, NMR] deberían gozar de las mismas libertades que las demás religiones principales. Si el libro tiene un prejuicio, es un prejuicio a favor de la libertad religiosa» (2). Y, en verdad, éste es el tono de todas las colaboraciones.

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1.10.11

Fragmentos de apocalipsis

Con estas palabras tituló Gonzalo Torrente Ballester una de sus novelas, que ambienta en la localidad ficticia de Villasanta de la Estrella, reflejo literario de Santiago de Compostela, y que los críticos consideran una “metanovela”, ya que en ella reflexiona sobre el propio género novelístico. Publicada en 1977 (y vertida al cómic el año pasado), el autor explicaba unos años después que se trataba de “un diario de trabajo en el que se recoge un proceso de invención real”. La trama consiste en que en ese imaginario paraje gallego se descubre un antiguo manuscrito que recoge la profecía de un rey vikingo sobre el apocalipsis, que precisamente comenzará a suceder allí porque, como interpreta uno de los personajes, “de Villasanta no quedará una sola piedra en pie, lo que se dice una sola piedra”. Puede percibirse la ironía de Torrente Ballester al tocar este tema que ahora, no sé si más que nunca, está de actualidad.

Hace unos meses escribí un artículo sobre el temor por el fin del mundo y las diversas cábalas esotéricas y proféticas que salieron a la luz una vez más tras la secuencia terremoto-tsunami-accidente nuclear en Japón. No he contado, hasta hoy, que el mismo día de su publicación una persona se acercó a mí, preocupada, para preguntarme si todas las catástrofes naturales que está sufriendo el mundo no serán síntomas de la cercanía del fin. Y si me pusiera a repasar las manifestaciones actuales de estos sentimientos apocalípticos, seguro que me dejaría alguna por señalar.

Esta misma semana ojeaba el periódico nacional más joven que tenemos en España, y me llevé una sorpresa al encontrarme con el siguiente título en una columna de opinión: “El mundo se acaba un día de estos” (Público, 28/09/11). De forma desenfadada, Manuel Saco comienza diciendo que “la historia está plagada de predicadores y profetas que vaticinan el fin del mundo para una fecha señalada”, y se refiere después a varios fenómenos sociales y políticos cuyas interpretaciones quieren asustar al personal exagerando las consecuencias negativas. Pueden entenderse la postura y la intención del autor al leer al final que “como siempre, sólo se salvarán los vates, los curas, los políticos de derechas y los brokers”.

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