La costumbre de subirse al carro del fin del mundo en 2012
Fragmentos de apocalipsis (15)
Si hay algo que destaca en el consumo actual de los medios de comunicación es la avidez con la que recibimos los datos ofrecidos por encuestas de cualquier tipo. Recientemente se hacían públicos los resultados de una que no deja de ser interesante, realizada por una empresa demoscópica de Nueva York en abril de 2012. En resumen: el 14 % de la población mundial cree en la cercanía del fin del mundo. Dejando de lado los comentarios que puedan hacerse sobre la fiabilidad de la muestra y de las conclusiones al tratarse de un estudio de alcance planetario, nos muestra una cuestión que ha alcanzado gran difusión.
Es cierto que podemos contar con unos sectores de población fijos en este tema, “suscritos”, por así decirlo, a la inminencia del fin del mundo. Adeptos de sectas milenaristas, algunos grupos cristianos radicales y gente influida por las más variopintas doctrinas esotéricas y de la Nueva Era conforman un peculiar movimiento poliédrico del que estamos viendo algunas muestras en esta serie de artículos. Pero, aunque se cuenten por millones, no constituyen un porcentaje importante si ampliamos nuestra mirada a una escala mundial. Por ejemplo: adventistas del Séptimo Día y testigos de Jehová suman alrededor de 33 millones de miembros según algunas estadísticas. No digo que sean pocos, pero ¿qué importancia tienen cuando estamos hablando de una cantidad de más de 7.000 millones de seres humanos?
Sin entrar en estimaciones numéricas –calculen ustedes mismos los porcentajes y las cantidades de las que estaríamos hablando–, cabe preguntarse a qué se debe la amplia difusión de todo lo relativo al fin del mundo en estos últimos tiempos (y no se tomen lo de “últimos” como una indirecta). Además de otros muchos factores, habría que señalar claramente la insistencia que se ha hecho en el fin del mundo presuntamente predicho por los mayas para diciembre de 2012, o el cambio de época, o lo que cada uno prefiera. Ya es algo perteneciente a la cultura popular que los mayas predijeron “algo gordo” para finales de este año. Todo el mundo lo sabe. Todo el mundo lo ha oído. Aunque me gustaría que alguien realizara una encuesta relacionada con esto: qué dijeron los mayas, dónde lo pone… y quiénes eran los mayas y cuándo y dónde vivieron. Nos sorprenderíamos de los resultados, estoy seguro.
El hecho es que el “apocalipsis maya” de 2012 es algo muy extendido, y tomado más en serio o más en broma, forma parte de la sociedad contemporánea. Como hemos visto en otro artículo, ya ha pasado de forma natural al mundo de la publicidad y a muchas otras áreas, y los libros que tratan estos temas se cuentan por cientos. Y por eso –y aquí cobra sentido el título de esta reflexión– hay muchos que “se han subido al carro” del fin del mundo inminente para desempolvar sus viejas doctrinas peregrinas y actualizarlas a la luz de la revelación maya. Aunque no tengan nada que ver. Pero se trata de una técnica común en el mundo de lo esotérico y de las nuevas espiritualidades: el sincretismo y la interconexión de todo, ya sean civilizaciones desaparecidas, revelaciones espiritistas, tradiciones espirituales serias o teorías científicas.
El ejemplo que quiero tomar es el de el libro La llegada de los dioses. El subtítulo de la obra nos da una idea de su contenido y su propuesta: “El calendario maya y el retorno de los extraterrestres”. Pero antes de adentrarnos en este producto reciente –pues se ha publicado en español en 2011– tenemos que analizar su historia anterior, y así veremos con claridad la estrategia de adaptación al “apocalipsis maya”. El autor es todo un clásico en esta materia: Erich Von Däniken. Según la revista Año Cero, es “el autor más conocido de todos cuantos han escrito sobre las posibles visitas de extraterrestres en la antigüedad”.
Su página web afirma que ha vendido más de 63 millones de copias de sus 26 libros. Suizo nacido en 1935, lleva muchos años dedicado a difundir su convencimiento de que los extraterrestres visitaron nuestro planeta en el pasado. En un claro caso de intrusismo profesional, hace una relectura ufológica de los restos arqueológicos y de los textos conservados de las culturas antiguas para edificar, sobre esos monumentos y documentos, su hipótesis de los seres del espacio. Donde no hay certezas científicas, o incluso donde sí las hay, contrastadas por el trabajo de investigadores serios, siembra la duda de los hombrecillos verdes que, al final, se convierten en la explicación de cualquier episodio o material no del todo claro.
Y desde aquí hay que entender su continua referencia a los “dioses”, que no serían otra cosa que seres inteligentes de otros planetas, antiguos astronautas que habrían entrado en contacto con los hombres, y a los que éstos habrían rendido adoración, admirados ante sus naves y demás artilugios más avanzados que la sabiduría humana de entonces. En su forma de operar pseudocientífica y pseudohistórica, Von Däniken aplica un sencillo proceso cognoscitivo a la investigación de la Antigüedad que, ejemplificado, viene a ser el siguiente: las pirámides de Egipto son obras colosales, y nos parece imposible que pudieran levantarse en su tiempo con los medios que había, luego han tenido que ser elaboradas o, al menos, dirigidas por nuestros hermanos extraterrestres, mucho más listos que nosotros. Aplíquese esto a cualquier otra gran obra antigua, y tendremos un amplio catálogo de historias para la programación y literatura tan abundante del género de los “misterios ocultos”, que van desde la isla de Pascua hasta la arquitectura americana precolombina.
En El retorno de los dioses (1995, y traduzco de la edición inglesa), leemos que “estamos en gran medida en la mente y ante la mirada de otras formas cósmicas de vida y que, como resultado, muchos de los eventos históricos dramáticos y de las enseñanzas importantes de los textos religiosos deberían ser reinterpretadas, ¡incluso la misma idea del Día del Juicio!”. Lo de la atribución divina podemos verlo resumido en su último libro: “hace miles y miles de años, extraterrestres de carne y hueso tecnológicamente más avanzados llegaron a la Tierra en naves espaciales materiales… [Nuestros ancestros] no comprendieron los aspectos técnicos que había tras la llegada de estos extraterrestres de carne y hueso, así que los malinterpretaron, tomándolos por seres divinos, cosa que, desde luego, estos visitantes no eran. Y así nacieron los ‘dioses’. Producto de un simple (aunque importante) malentendido”.
¿Cuál es el paso dado en este último libro de Erich Von Däniken, llamado por los suyos “el padre de la paleoastronáutica”? Muy sencillo: en diciembre de 2012 –¡qué casualidad!– “los dioses regresarán de su largo viaje y aparecerán de nuevo en nuestro planeta. Al menos, eso es lo que el calendario maya nos parece indicar”. Como puede verse, queda la sombra de la duda, “por si acaso”, porque habrá que seguir vendiendo libros después de la fecha en el caso de que no ocurra nada, ¿verdad? Y continúa: “los llamados dioses –los extraterrestres– vendrán de nuevo. Nos dirigimos hacia un ‘shock divino’ de proporciones inimaginables”.
Analiza a su manera los escritos mayas y llega a esta conclusión, la del regreso de los extraterrestres. Lo que respondería a la espera escatológica de las grandes religiones. Si el primer libro del autor se tituló precisamente ¿Carros de los dioses?, podemos asegurar que su última jugada, por ahora, ha sido subirse al carro del “apocalipsis maya”. Lo triste es que pueda haber gente que se fíe de este señor y viva atemorizada por la invención de una mente tan imaginativa… y lucrativa.
Luis Santamaría del Río
En Acción Digital, 25/05/12.
1. Fragmentos de apocalipsis
2. Las profecías de Nostradamus
3. Un mes con dos apocalipsis fallidos
4. Nostradamus y el fin del mundo en 2012
5. Los cristianos, ignorantes del tiempo del fin
6. Feliz fin del mundo
7. Magia para el año nuevo
8. El apocalipsis de Fidel Castro
9. La NASA y el fin del mundo
10. El exterminio de los católicos por correo electrónico
11. ¡Que viene el Harmagedón! (1): ¿De qué se trata?
12. ¡Que viene el Harmagedón! (2): los adventistas del Séptimo Día
13. ¡Que viene el Harmagedón! (3): los testigos de Jehová
¡Que viene el Harmagedón! (4): la Virgen de Fátima y los extraterrestres
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