La joven pentecostal que afirmaba haber muerto y resucitado por orden divina para que Jesús le mostrara el cielo y el infierno afirma que ha recibido la revelación de que morirá por tercera vez y recibirá más revelaciones con su respectiva resurrección.

Según su propio testimonio, ella dice que al infierno “caen miles por segundos, porque así mueren”. Ahora, si según las estadísticas mueren cada día en el mundo aproximadamente 150.000 personas, o lo que es lo mismo 6250 por hora, 104 por minuto, o 1,7 por segundo. ¿Cómo hacen para caer en el infierno más personas de las que mueren por segundo?. Digo, porque aunque todas las personas que murieran fueran directo al infierno eso equivaldría a máximo casi dos personas por segundo, y de miles a 1.7 hay un “poquito” de diferencia. Al parecer la joven no se molestó en investigar las estadísticas para hacer su revelación algo más creíble.

En Febrero de este mismo año yo le dedicaba un breve post a analizar el testimonio de esta joven evangélica (pentecostal) que dice haber muerto y resucitado más veces que Lázaro y ahora va por una nueva marca. En aquella ocasión no podía dejar de observar como su historia estaba repleta de contradicciones y de los disparates mas variopintos, que van desde decir que los demonios caminan al estilo del baile de Michael Jackson (con el paso tipo break dance caminando hacia atrás), hasta que aquellos que murieron pecando se veían obligados a seguir cometiendo el mismo pecado en el más allá, así por ejemplo, quienes en vida bailaban, ahora en el infierno es forzado a bailar sin parar en contra de su voluntad. No podía faltar por supuesto ver a los condenados con la carne cayendo a pedazos y eso incluía a Juan Pablo II que según su “revelación” estaba allí por convivir con monjas, por ser idólatra, celebrar muchas misas y no decir que el cielo y el infierno eran reales (obviamente nunca leyó ni sus catequesis del tema ni el Catecismo Oficial de la Iglesia editado por él en 1992).

Al parecer el testimonio de la joven ha seguido divulgándose por Internet y el número de personas que se lo toman en serio aumenta. Se dedica a viajar y dar conferencias donde predica y explica su “experiencia". Incluso en este modesto blog he podido detectar que las búsquedas por el nombre “Angélica Zambrano” no son poco numerosas, al punto que el post que escribí de ella es el que ha recibido más visitas entre todos los demás, quintuplicando el tráfico del post promedio.

¿Que hace que tantos hermanos separados sean tan crédulos con este tipo de pseudo-revelaciones?. Es fácil, solo tiene que decir que María llora porque la adoramos y ubicar a algún Papa muy querido en el infierno, y ya verá como no preguntan más nada. Es cierto porque si.

Inclusive en unos diálogos que tuve recientemente con un pastor evangélico, este se mostró molesto por la forma en que yo descalifiqué el testimonio de la joven y me alegó que sería el Espíritu Santo el que me revelaría si su testimonio era cierto o no.

Al parecer, el puede molestarse porque soy “duro” con la joven, pero nosotros tenemos que tolerar que nos llame idólatras y calumnie la memoria del Papa Juan Pablo II inventando cosas de las que no tiene pruebas más que su supuesta “revelación". Y no es que podamos esperar menos de algunos evangélicos fundamentalistas, pero si van a inventar, que por favor primero….

…..aprendan a contar.

El 21 de Octubre pasado pasó la fecha que Harold Camping de Family Radio había dado como la definitiva para el fin del mundo, luego de que afirmara que la fecha inicial (21 de mayo del 2011) tenía un error de cálculo. Como yo le había dedicado un post en ese entonces, he estado atento a los acontecimientos y noticias al respecto.

En primer lugar, me ha llamado la atención que esta vez tanto Camping como sus seguidores optaron por un perfil bien bajo para los días anteriores al 21 de Octubre. No se vieron los despliegues publicitarios anteriores al 21 de Mayo donde muchos de sus seguidores gastaron hasta el último dólar de sus ahorros, ni se vio al “profeta” dar declaraciones sobre el asunto.

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Recientemente un compañero de trabajo me comentó que había leído una noticia donde un grupo evangélico anunció que el fin del mundo ocurriría este próximo 21 de mayo (del 2011). Luego de que conversáramos sobre el tema un rato le pedí que me enviara una copia de la noticia vía correo electrónico. Posteriormente la leí con más detalle en el blog de la Red Iberoamericana de estudios sobre las sectas, el cual también nos acaba de recordar que la fecha llegó y nada pasó.

Hoy me llama poderosamente la atención que a pesar de no haber pasado nada, la página Web de Family Radio no ha sido actualizada. ¿No les ha dado tiempo quizá? ¿Están en shock o pensando una forma -como decimos coloquialmente- de “remendar el capote”?

En anteriores ocasiones cuando un grupo protestante se equivoca respecto a la fecha suele hacer una de dos cosas:

1) Decir que hubo un pequeño “error” de cálculo y traslada la fecha hacia adelante.
2) Decir que el acontecimiento si ocurrió pero de manera invisible y por eso “nadie se ha dado cuenta”

Dos ejemplos clásicos recientes que vale la pena recordar:

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“El papa ha dicho que el infierno no existe…”

“Que queeee?”

“Como lo oyes, el Papa lo ha dicho, para que veas que la Iglesia dice hoy una cosa y al día siguiente dice otra….”

Conversaciones similares deben de haber ocurrido centenares de veces, de las cuales, yo debo haber presenciado por lo menos diez.

Y no es que para mi desde el primer momento no fuera evidente que esto no podía ser cierto, pero me intrigaba saber si era simplemente palabras inventadas puestas en la boca del Papa, o simplemente una malinterpretación de las mismas.

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Es frecuente escuchar negar la existencia del infierno a miembros de sectas como los testigos de Jehová o adventistas del séptimo día. Para los católicos sin embargo, el infierno es dogma de fe.

A este respecto enseña el Catecismo de la Iglesia Católica:

“1033 Salvo que elijamos libremente amarle no podemos estar unidos con Dios. Pero no podemos amar a Dios si pecamos gravemente contra El, contra nuestro prójimo o contra nosotros mismos: “Quien no ama permanece en la muerte. Todo el que aborrece a su hermano es un asesino; y sabéis que ningún asesino tiene vida eterna permanente en él” (1 Jn 3, 15). Nuestro Señor nos advierte que estaremos separados de El si no omitimos socorrer las necesidades graves de los pobres y de los pequeños que son sus hermanos (cf. Mt 25, 31-46). Morir en pecado mortal sin estar arrepentido ni acoger el amor misericordioso de Dios, significa permanecer separados de El para siempre por nuestra propia y libre elección. Este estado de autoexclusión definitiva de la comunión con Dios y con los bienaventurados es lo que se designa con la palabra “infierno".”

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