InfoCatólica / José Miguel Arráiz / Categorías: Dogmas marianos, Inmaculada concepción, Maternidad divina de María, Veneración de María, Virginidad Perpétua de María

3.05.20

Controversia entre apologistas católicos: ¿Tuvo María un parto normal con dolores de parto?

Virginidad de María

Un lector me ha preguntado mi opinión sobre una controversia en las redes sociales en donde dos conocidas figuras relacionadas a la apologética católica están debatiendo sobre el dogma de la Virginidad de María. Todo a raíz de que uno de ellos afirma que el dogma de la virginidad de María en el parto no incluye su integridad fisiológica: o lo que es lo mismo, que tuvo un parto normal y todo lo que esto involucra: sufrió dolores de parto, etc. como puede verse en este vídeo:



Otro (Frank Morera), según afirma esta misma persona, le ha acusado de herejía.

Más allá de entrar en el juicio personal sobre si alguien ha caido en herejía o no, cosa que no lo veo tan simple ya que tendría que cumplirse ciertas características como la existencia de pertinacia o perseverancia en el error, quiero compartir mi opinión sobre el tema:

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17.12.17

¡Dios te salve llena de gracia¡: ¿Por qué María es mediadora de todas las gracias?

VirgenMaria

Les comparto esta traducción de un artículo de Peter Kwasniewski, doctor en Filosofía de la Universidad Católica de América en Washington.

En esta fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, una patrona tan querida por los cristianos pro-vida en todo el mundo y especialmente por los católicos de América del Norte, Central y del Sur, es muy apropiado explicar y defender su privilegio único de ser «la mediadora de todas las gracias», un título que aún hoy es incomprendido por muchos cristianos, principalmente protestantes. Mostraremos cómo este papel dado por Dios a ella no solo no entra en conflicto con la única mediación salvífica de su Hijo único Jesucristo, sino que lo presupone y refuerza enfáticamente.

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11.10.17

Las 20 insensateces más grandes que un protestante puede decir sobre la Virgen María

Tonto y retonto

Siempre soy el primero en aconsejar que en el diálogo con los hermanos separados hay que mantener un tono cordial y caritativo. Hace algún tiempo escribí AQUÍ precisamente aconsejándolo, pero admito que no siempre es tan fácil y fallo a menudo en hacerlo. Necesito de toda la ayuda de la gracia de Dios para lograrlo.

Una de las veces en que mi Mr. Hide estuvo a punto de escapar ocurrió recientemente cuando leí las palabras de apertura de un protestante en un debate sobre la inmaculada concepción. En dicho debate, el sujeto no solo intentaba probar que María pecó, sino que fue una gran pecadora que pecaba gravemente. En seguida se arrancó a llamarla necia, bipolar, metelapata, mentirosa y cualquier cantidad de blasfemias.

Mi primera reacción fue responderle como se “merece”, pero como siempre es mejor responder con argumentos que con la bilis, voy a hacer un comentario de todas las inconsistencias del sujeto en su argumentación. El sujeto, que ya conozco desde hace algún tiempo, fue el desdichado que una vez inventó el rumor de que yo había dejado la Iglesia Católica para llamar mi atención y así aceptara debatir con él, y recientemente a petición de un lector, le analicé unas objeciones contra el primado de Pedro.

La argumentación completa del protestante en cuestión, con el pseudónmo “Danny Totocayo” puede ser leída AQUÍ. Me he limitado solo a analizar los argumentos “originales”, porque las objeciones tradicionales sobre la inmaculada concepción ya las analicé previamente.

Comencemos:

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11.02.17

Por qué siempre Virgen

Virgen María SIEMPRE virgen

En las últimas dos entregas había analizado por qué desde la perspectiva de un católico es inaceptable negar la virginidad perpetua de la Santísima Virgen, o considerarla como algo irrelevante, pero había limitado mi exposición a que es un dogma de fe, razón que debe ser suficiente para cualquier verdadero católico.

Pero lo que para nosotros es un dogma de fe no necesariamente lo es para los protestantes, y evidentemente tampoco para los no creyentes, y por eso a mis entregas anteriores acudieron muchos protestantes exponiendo las objeciones tradicionales al dogma. Ya saben, que si la Biblia habla de los “hermanos de Jesús” (Mateo 13,55), que da a entender que José “conoció” a María (Mateo 1,25), que Jesús es llamado “primogénito” porque luego vinieron más hijos, etc.

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27.11.12

Sobre la doctrina católica de la Inmaculada Concepción de María

La Virgen María y el niño JesúsEn el post anterior tomaba como punto de partida una conversación que me encontré en un grupo de formación católica por Internet para abordar la doctrina del pecado original. Hoy quiero partir de la misma conversación para abordar otro punto no menos importante: la doctrina de la inmaculada concepción de la Virgen María.

En dicha conversación se analizaban las diferencias entre lo que profesamos los católicos respecto al dogma y lo que profesan los ortodoxos, de cómo los católicos reconocemos que la Santa Virgen es inmaculada desde el momento de su concepción, mientras los ortodoxos aunque la llaman inmaculada no la reconocen como tal, sino que opinan que fue inmaculada solo luego de que el Espíritu Santo descendió sobre Ella luego de la anunciación y la purificó.

Ante estas diferencias se da la siguiente conversación:

Fulano: La Iglesia Ortodoxa llama Inmaculada a María pues no conoció pecado, pero no en la inmaculada concepción, esa es una creencia solo Latina…

Mengana: Yo digo ¿por qué no nos quedamos en que todos aceptamos que la Santísima Madre de Dios es Inmaculada? ¿y ya? sin apellidos, todo honor y veneración le sea dada…

Fulano: Eso es lo más coherente…. ya que todos los Cristianos ortodoxos o católicos aceptamos que no conoció pecado.. pues como dice San Juan… “Quien permanece en DIOS no peca"…. y ella permaneció en DIOS.

Mengana: ¡Aleluya!

Y aunque podría parecer tentador unirse a la alegría, mi respuesta sería aquí un rotundo NO. NO es lo más coherente, por más que queramos ser muy ecuménicos y busquemos la unidad con los ortodoxos. La razón ya la había dado el Papa Juan Pablo II: ¿quién consideraría legítima una reconciliación lograda a costa de la verdad? Juan Pablo II, Ut Unum Sint, 18.

La inmaculada concepción de María es dogma de fe católica, y no podemos quitarle la palabra “concepción” solo porque los ortodoxos solo reconocen el inmaculada. Si los ortodoxos a raíz del cisma de Oriente se han quedado estancados en su desarrollo teológico, hasta el punto de oponerse actualmente de manera firme al dogma, eso no quiere decir que para buscar una pretendida unidad haya que sacrificar la verdad, y mucho menos si se trata de una verdad revelada dogmáticamente.

Utilizando esa misma manera de razonar, para buscar la unidad con los protestantes nos podríamos quedar solo con la virginidad antes del parto, que reconocemos todos los cristianos, ya seamos católicos, ortodoxos o protestantes. Sin embargo sabemos que no y proclamamos: ¡Virgen purísima y castísima: antes del parto, en el parto, y después del parto!

Esto, por supuesto que no quiere decir que no debamos estar abiertos al diálogo, pero un diálogo que no llegue a atenuar o silenciar las verdades de fe, porque de hacerlo lo desvirtuaríamos. En Reconciliatio et Paenitentia el Papa sostenía:

“Hay que reafirmar que, por parte de la Iglesia y sus miembros, el diálogo, de cualquier forma se desarrolle —y son y pueden ser muy diversas, dado que el mismo concepto de diálogo tiene un valor analógico— , no podrá jamás partir de una actitud de indiferencia hacia la verdad, sino que debe ser más bien una presentación de la misma realizada de modo sereno y respetando la inteligencia y conciencia ajena. El diálogo de la reconciliación jamás podrá sustituir o atenuar el anuncio de la verdad evangélica, que tiene como finalidad concreta la conversión ante el pecado y la comunión con Cristo y la Iglesia, sino que deberá servir para su transmisión y puesta en práctica a través de los medios dejados por Cristo a la Iglesia para la pastoral de la reconciliación: la catequesis y la penitencia.”

Es comprensible que todos anhelemos ver restaurada la unidad de los cristianos. Es la voluntad de nuestro Señor, sin embargo no se busca ese fin por cualquier medio, incluyendo uno que implique renunciar a algo de la verdad.

Para no hacer muy largas estas breves reflexiones quisiera compartir la enseñanza de la Iglesia respecto al dogma, resumida en el Manual de Teología Dogmática de Ludwig Ott.

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