El obispo presenta a María como modelo de humildad

Mons. Munilla: «Uniéndonos a nuestro pueblo, exigimos a Eta su disolución»

En la homilía pronunciada hoy en el Basílica del Santuario mariano de Aranzazu, con motivo de la Festividad de la Patrona de Guipúzcoa, Mons. José Ignacio Munilla ha asegurado que la Iglesia que él pastorea acoge «con prudencia el anuncio de tregua emitido por la organización terrorista ETA» y ha añadido que «sirviendo de altavoz al mensaje de Cristo, exhortamos a que esta tregua sea definitiva e incondicional. Uniéndonos a nuestro pueblo, exigimos a ETA su disolución». En una predicación donde la necesidad de la humildad ha sido la protagonista, el obispo ha exhortado a los fieles a tomar ejemplo de la Madre de Dios: «¡Vamos a procurar aprender de Ella, vamos a parecernos a Ella!»

(Luis F. Pérez/InfoCatólica) En su primera homilía como obispo de San Sebastián en la Festividad de Nuestra Señora de Aranzazu, Patrona de la provincia vasca, Mons. Munilla ha presentado ante sus fieles a María como modelo de humildad y obediencia a Dios:

“¡María, modelo de humildad! Con su ayuda y en su presencia, deseamos profundizar en esta virtud, de la que decía San Basilio que era la “virtud total”

Recordando la enseñanza de Santo Tomás de Aquino, el obispo ha asegurado que “la humildad es la virtud que nos lleva a partir de la realidad de nuestra vida, abiertos a lo que Dios quiera de nosotros”:

La Virgen María es aquélla que se sabe creatura de Dios, y al mismo tiempo está plenamente abierta a la obra divina que Dios quiere hacer en Ella, pronunciando su “fiat” libremente: “Que se haga, que se cumpla en mí la voluntad de Dios

Para Mons. Munilla “ser humilde a imagen de la Virgen María, es caer en la cuenta de que no somos nada sin la gracia de Dios, y al mismo tiempo, todo lo podemos con la gracia de Cristo”.

El obispo guipuzcoano ha recordado que “el humilde está abierto al consejo, a las sugerencias, a las exhortaciones, a las correcciones” advirtiendo que “su actitud es bien distinta a la del supuesto ideal de hombre `maduro´ y `autónomo´, que parece reivindicar: `Yo ya sé lo que me conviene, y no necesito que nadie me aconseje´”.

Don José Ignacio ha explicado que “la humildad nos exige el vencimiento de nuestros malos humores y el dominio de nuestros estados de ánimo tan variables. No es difícil comprobar que allí donde anida el orgullo y la soberbia, son frecuentes las caras largas, las indelicadezas, la tristeza y el corazón amargado”.

Paz y desaparición de Eta

Mons. Munilla ha aprovechado la “solemnidad de nuestra Madre de Aránzazu” como una “ocasión privilegiada para rogar por la paz de nuestro pueblo”. 

En ese sentido, se ha referido a la anunciada tregua de Eta con las siguientes palabras:

Acogemos con prudencia el anuncio de tregua emitido por la organización terrorista ETA, mientras que pedimos a Dios que ilumine a todos cuantos están llamados –mejor dicho, estamos llamados- a ser constructores de la paz. Y, sirviendo de altavoz al mensaje de Cristo, exhortamos a que esta tregua sea definitiva e incondicional. Uniéndonos a nuestro pueblo, exigimos a ETA su disolución. El momento actual hace más imperiosa, si cabe, esta llamada. La creciente esperanza de nuestro pueblo por la paz es ya un proceso imparable, y no tienen sentido alguno las resistencias que lo impiden.

Además, el obispo de San Sebastián ha advertido que “la paz no puede ser `utilizada´ como un medio, sino que ha de ser `buscada´ como un fin. O dicho de otra forma, la paz no puede convertirse en un `instrumento al servicio de nuestras `estrategias´.

“Tengamos en cuenta”, ha remarcado el prelado vasco, “que la vida es un derecho inviolable de cada ser humano, que no depende del momento, ni de las ideologías, ni de estrategia alguna, sino de Dios, autor de la vida; en quien vivimos, nos movemos y existimos”.

“Por ello, me atrevo a insistir”, ha advertido el obispo, “no habrá posibilidad de paz si no crecemos en humildad. Decía San Francisco de Sales que `la paz nace de la humildad´. Por el contrario, la soberbia es la madre, la causa última de toda violencia”.

La Justicia es necesaria para la paz

Mons. Munilla ha afirmado igualmente que “no cabe duda de que la búsqueda de la justicia es también una condición necesaria para que haya paz”, a la vez que ha advertido que dicha “justicia ha de estar impregnada en todo momento de la humildad y de la caridad; ya que la soberbia ahoga toda expresión incipiente de justicia”.

Llamada a la conversión

Para el Obispo de San Sebastián “la aportación más específica que la Iglesia hace a la causa de la paz es ésta: la llamada a la conversión del corazón de todos y cada uno de nosotros, la llamada a la humildad personal”.

“Sólo si hay humildad”, ha recalcado el pastor católico, “pueden darse las restantes condiciones para la paz: arrepentimiento, reparación, paciencia, diálogo, tolerancia… e incluso, la propia justicia”.

Mons. Munilla ha concluido su homilía “pidiendo a nuestra Madre de Aránzazu, un año más, este don de la PAZ. Lo pedimos con la confianza de que el poder de la oración es infinito”.

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13 comentarios

Nova
Arrepentimiento, reparación, justicia... Hace mucho que no se oía a un Obispo vasco apelar a todo esto. Gracias sean dadas a Dios.

Las referencias al "diálogo" y a "nuestro pueblo" ya me hacen menos gracia, pero en fin, menos da una piedra. Es mejor que Uriarte y no digamos Setién.
9/09/10 12:46 PM
Luis Fernando
No sé qué tiene de malo que hable de "nuestro pueblo", a menos que entendamos que ese pueblo es esencialmente distinto del nuestro.

Es simplemente, el pueblo de Dios que peregrina en Guipúzcoa. Como pastor de dicho pueblo habla.

Y lo del diálogo no tiene en principio nada de malo, sobre todo cuando viene detrás del arrepentimiento y la reparación.
9/09/10 1:09 PM
Encuaderna
Es obvio que Monseñor Munilla recuerda lo que es obvio, que por precisamente por serlo, siempre debe ser recordado.Lo obvio, como el sentido común, al final es lo que no defendemos...porque por su propia naturaleza de obvio pensamos que se defiende solo, y no es así.
La oposición entre humildad y soberbia es la clave de la vida del Hombre y de la posibilidad/necesidad o no de Salvación.
Y es que ya lo dice el Eclesiastés (Ecl.12):
Vanidad de vanidades, todo es vanidad, dijo el Quoelet...
9/09/10 1:15 PM
Y es imposible ser humilde, y vencer la soberbia, si no hay caridad.
9/09/10 2:33 PM
Camino
Muy buena homilía. Dios le bendiga, y bendiga a nuestro mundo y a nuestro pueblo y nación con la paz.
Humildad, justicia, oración y penitencia, que hemos de pedir al Señor por intercesión de la Virgen María.
9/09/10 5:33 PM
Esperanza
Aprovecho para agradecer desde aquí a Monseñor Munilla sus hermosas y valiosas palabras en el día de nuestra patrona en Guipúzcoa. Me uno a sus plegarias. Saludos desde San Sebastián.
9/09/10 11:30 PM
Waldo Smith
Ya era hora que, de Vascongadas, llegara a toda la Nación una voz clara, defendiendo las ideas que la mayoría de españoles defendemos y queremos que imperen en España.

!VIVA MONSEÑOR MUNILLA¡
9/09/10 11:42 PM
Juan
Todo mi apoyo a Monseñor Munilla y, que el Espíritu Santo le infunda coraje y paciencia, pues la va a necesitar. Una cosa es amar al enemigo con la esperanza de que vuelva al redil, y, otra muy distinta es dar alas a los enemigos para que sigan siendo más enemigos, como algunos hasta ahora han estado haciendo. Monseñor Munilla, lo deja bien claro: matar es pecado. Si los de la ETA y sus acólitos quieren discrepar, que lo hagan como el resto de ciudadanos.
9/09/10 11:56 PM
Nova
Luis Fernando, no es culpa mía que el separatismo pseudo-vasco haya prostituido hasta la náusea palabras nobles, en principio, como las de "paz", "diálogo", "pueblo", etc. Cierto que Mons. Munilla puede emplearlas si lo desea, por supuesto, pero yo no puedo evitar que no me hagan gracia si se las oigo a un Obispo, en relación al terrorismo etarra. Clérigos como Setién y Uriarte también tienen mucha culpa de mi actual desconfianza, no hacia Mons. Munilla, sino hacia el uso de esas palabras en referencia al terrorismo.

Lo que estoy diciendo es tan cierto, que el propio Mons. Munilla subraya que la paz debe ser buscada como fin, y no empleada como medio para otros fines, como parte de una estrategia. Muy buena puntualización, D. José Ignacio.

En fin, entiendo que la posición de Mons. Munilla es muy delicada y ya he dicho que es bastante mejor que sus predecesores. Pido a Dios por él.
10/09/10 12:54 AM
Catholicus
Es una buena homilía de un buen Pastor que, este sí, parece querer trabajar por una verdadera Paz cristiana, donde primero haya Justicia como recordó SS Juan Pablo II.

Faltan muchas reparaciones - escplícitas- desde los Obispados vascos a la masa de católicos ninguneados y pisoteados por sentirse españoles en aquellas diócesis. Quizás este no sea el momento, pero esas reparaciones hay que hacerlas para dar ejemplo y calor humano a los fieles más fieles.

Ese duro punto de inflexión no se puede obviar y hay que hacerlo. Lo mismo que la Iglesia en Euskadi fue un motor interno para el destrozo nacionalista, hoy debe ser un motor para acabar con el verdadero mal: el propio nacionalismo.

Al mal hay que combatirlo de cara y arrancarle la máscara. Lo demás son consecuencias, el problema en su raíz es el mismo nacionalismo.
10/09/10 8:49 AM
Catholicus
Lo que dice Nova está muy acertado. Despegarse de la palabrería mal usada anteriormente es conveniente para para que los necesarios "cambios" sean visibles.

Es muy duro estar "solo" y todavía rodeado de unos grupos que sistemáticamente emplean el miedo y la violencia/amenaza verbal hasta contra los Obispos, así que hay que dar mucho calor y oración a hombres valientes como Monseñor Munilla.
10/09/10 8:53 AM
Nova
Catholicus tiene mucha razón, el problema es el nacionalismo en sí, lo cual entiendo que hace más difícil todavía la labor de la Iglesia en las Vascongadas (Catholicus, eso sí, no me llames "euskadi" a aquellas tierras, hazme el favor; ése no es su nombre auténtico...).
10/09/10 11:47 AM
Ana
Todo mi apoyo a Monseñor Munilla y agradezco a Luis Fernando las puntualizaciones
10/09/10 4:47 PM

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