(Luis F. Pérez/InfoCatólica) Junto con el cardenal Rouco han concelebrado cerca de 800 obispos, arzobispos y cardenales venidos de todo el mundo, así como unos 8.000 sacerdotes.
España, nación católica
Durante su homilía, el Arzobispo de Madrid se ha dirigido a los jóvenes que han venido de todo el mundo, recordándoles que han sido recibidos por los españoles con una actitud "de brazos abiertos y de cálida simpatía", la cual "tiene que ver profundamente con el hecho vivo de un viejo país formado por una comunidad de pueblos: ¡España!, cuya principal seña de identidad histórica, ¡de su cultura y modo de ser!, es la profesión de la fe cristiana de sus hijas e hijos en la comunión de la Iglesia Católica".
El cardenal ha asegurado que “la personalidad histórica de España se forja con rasgos inconfundibles en torno a la visión cristiana del hombre y de la vida desde los albores mismos de su historia, iniciada en gran medida con la primera andadura de la predicación apostólica en suelo español hace casi dos mil años" y ha citado a Julián Marías, quien en uno de sus libros escribió que “España se constituye animada por un proyecto histórico que es su identificación con el cristianismo”.
Beato Juan Pablo II, el Papa de los jóvenes
El purpurado ha tenido un grato recuerdo para el Beato Juan Pablo II, “¡El Papa de los jóvenes! Con Juan Pablo II se inicia un periodo histórico nuevo, ¡inédito!, en la relación del Sucesor de Pedro con la juventud, y, consecuentemente, una hasta entonces desconocida relación de la Iglesia con sus jóvenes”. Una relación “directa, inmediata, de corazón a corazón, impregnada de una fe en el Señor, en Jesucristo, entusiasta, esperanzada, alegre, contagiosa”.
El cardenal Rouco ha destacado que “la santidad personal de Juan Pablo II brilla con un atractivo singular precisamente en la evangelización de los jóvenes contemporáneos”. Su “amor apasionado a Jesucristo es precisamente lo que fascinaba y cautivaba a los jóvenes", ha constatado el prelado. Para el cardenal, los jóvenes “omprendían que de este modo ellos eran queridos y amados por el Papa de verdad: sin halagos, ni disimulos; ni interesada, engañosa o superficialmente; sino con toda la autenticidad del que sólo buscaba su bien, el bien de sus vidas: ¡su felicidad!, ¡su salvación! Y lo buscaba entregando, sin reservase nada, la propia vida”.
La generación de Benedicto XVI
Sin embargo, el arzobispo de Madrid les ha dicho a los participantes en la actual JMJ que “sois la generación de Benedicto XVI. No es la misma que la de Juan Pablo II. Vuestro sitio en la vida tiene sus peculiaridades. Vuestros problemas y circunstancias vitales se han modificado. La globalización, las nuevas tecnologías de la comunicación, la crisis económica, etc., os condicionan para bien y, en muchas ocasiones, para mal”.
En ese sentido, el cardenal ha afirmado que “a los jóvenes de hoy, con raíces existenciales debilitadas por un rampante relativismo espiritual y moral", se les “tienta poderosamente hasta los límites” de hacerles “perder la orientación en el camino de la vida”. “¿Cómo no va a vacilar a veces vuestra fe?” ha preguntado el cardenal Rouco a los asistentes.
La juventud necesita a Cristo
“La juventud del siglo XXI” ha constatado el purupurado, “necesita, tanto o más que las generaciones precedentes, encontrar al Señor por la única vía que se ha demostrado espiritualmente eficaz: la del peregrino humilde y sencillo que busca su rostro”.
El cardenal Rouco les ha dicho a los jóvenes que “la intención del Papa, que tanto os quiere, va justamente en esta dirección: que experimentéis en la Comunión Católica de la Iglesia la verdad y la imperiosa urgencia de hacer vida vuestra el lema de la Jornada Mundial de la Juventud 2011: `arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe´”.
Y ha proclamado: “Queridos jóvenes: ¡vivid, pues, esta celebración eucarística de la inauguración de la Jornada Mundial de la Juventud agradeciendo al Señor el sentiros llamados desde este mismo momento a ser sus discípulos y testigos! ¡No lo dudéis! Jesucristo os muestra el camino y la meta de la verdadera felicidad”.
El cardenal y arzobispo de Madrid ha confiado la JMJ 2011 “al cuidado maternal de la Virgen María, Madre del Señor y Madre de la Iglesia.¡Que vele muy especialmente estos días por vosotros, los jóvenes de esta Jornada Mundial de la Juventud del 2011, peregrinos a esta ciudad eminentemente mariana que es Madrid para el encuentro con el Santo Padre! ¡Que os cuide como sólo ella sabe hacerlo!”