(La Nación) Los manifestantes dieron diversas razones para arremeter contra la Iglesia. “Esta vez fue demasiado fuerte lo que dijo el padre, la Iglesia se está equivocando”, aseguró Amancio Cortés Gómez, un hombre de 66 años, vecino de Los Guidos, Desamparados, quien ayer visitó el parque Central.
Cortés se refería a las palabras del obispo de Cartago, Francisco Ulloa, quien el 1 de agosto llamó a las mujeres a vestirse “con recato” y “con pudor” para no transformarse en “un objeto nada más”.
La interpretación de Cortés no estaba lejos del criterio de los manifestantes, los cuales empezaron a entonar canciones y a darle vueltas al parque a las 10 a. m., justo cuando las campanas llamaron a misa.
“Surge como represalia de un colectivo de mujeres en contra de manifestaciones de representantes de la Iglesia católica. Seguimos luchando por un Estado laico, donde la Iglesia no intervenga en decisiones políticas. Podemos vestir como queramos, nada justifica la violencia de género, los femicidios, el acoso sexual”, expresó Natalia Astúa Castillo, de 27 años.
“¡Machistas, cab..... a los tiburones! ¡Ni a la Iglesia ni al Estado, mi cuerpo es mío! ¡No es no, ¿qué parte no entendiste? ¿La ene o la o?”, continuaban cantando.
“Es inaudito que un hombre en el siglo XXI nos diga que es culpa nuestra que nos violen”, reclamó Viviana Rovira, de 30 años.
José Daniel Pérez, un teólogo que se disfrazó de sacerdote para participar en la protesta, agregó: “Lo que está en la Biblia es todo lo contrario, en la Biblia encontramos igualdad”.
“¡Chicharrones a cien, gelatinas a dos!”, aprovechaba un vendedor ambulante. “Jesucristo no rechaza a las prostitutas, pero sí les dijo ‘vete y no peques más’”, agregó Mireya Morales, una predicadora evangélica que se coló entre la multitud para repartir tarjetas.
Contra los portones
A las 11:18 a. m., salió la misa y la Marcha de las Putas se abalanzó sobre la calle 0, frente a la catedral. “¡Estado laico!”, gritaban, mientras una joven mordía un rosario, encadenada por un enmascarado que levantaba una imagen de la Virgen de los Ángeles.
“¡Qué falta de respeto, eso es satánico!”, dijo en las gradas de la catedral una anciana que salía de misa. Carolina Jiménez Aguilar, de 63 años, también reclamó airadamente: “Eso va en contra de los derechos de los practicantes de la religión católica. Ellos están irrespetando nuestras creencias”.
Sobre lo dicho por el obispo, Jiménez dijo que esa “fue una opinión de la Iglesia con respecto a cómo deben vestir las mujeres y no es que las estén obligando”. Además, increpó a un periodista de televisión que hablaba ante cámaras sobre violencia de género.
La muchedumbre llegó hasta los portones de la iglesia, junto a los cuales había algunos policías. “¡Estamos hartas de que se diga que nos violan porque andamos mal vestidas!”, insistían las mujeres de la marcha desde los megáfonos. “¡A mil, a mil las trompetas, hágale bulla al padre!”, decía otro vendedor ambulante.
El arzobispo de San José, Mons. Hugo Barrantes, dijo ayer que , porque los manifestantes se refirieron a sus palabras. Consultado anoche, Mons. Ulloa se excusó de tocar el tema al alegar que no conocía lo sucedido.
Crítica al discurso
La socióloga Monserrat Sagot, una de las asistentes a la marcha, dijo que la manifestación no era contra la Iglesia, sino contra el discurso de la Iglesia que justifica la violencia contra las mujeres, que llama a las mujeres a comportarse porque así no van a ser víctimas de violencia. Además, dijo, es un reclamo de una generación joven que no acepta imposiciones del clero.
Poco después del mediodía, la manifestación empezó a disiparse. Dentro de la catedral, ya entonaban el Aleluya en la misa de 12.
Fuera, una mujer de unos 50 años gritó en el portón: “¡Que salgan los obispos!”. Un anciano sentado en las gradas, con un rótulo que decía ‘mal de Parkinson’, se molestó y la tomó de la mano. ¡Qué le pasa, usted es un fanático religioso!, reaccionó la mujer, al tiempo que dos policías intervenían.