(EP) La ONU y Estados Unidos culpan al grupo rebelde islamista Al Shabaab de haber agravado la crisis alimentaria en Somalia, donde se ha declarado la situación de hambruna en dos regiones del sur controladas principalmente por los milicianos.
“El único gran obstáculo para la asistencia humanitaria en Somalia durante el mandato ha sido constantemente la negativa de grupos opositores armados, principalmente a Al Shabaab, a permitir el acceso”, dice el informe, obtenido por la agencia Reuters este jueves.
Intentos de soborno
Según el Grupo de Observación, algunas agencias de Naciones Unidas que trabajan en Somalia sospechan que varias organizaciones locales a las que han financiado y a través de las cuales han distribuido ayuda estaban dando dinero a Al Shabaab, unos pagos que el grupo islamista llama “impuestos”.
El informe detalla varios casos en los que miembros de Al Shabaab han pedido sobornos a la ONU y a organizaciones de ayuda humanitaria a cambio de permitirles trabajar en zonas rebeldes y, en algunos casos, han quemado alimentos y medicinas cuando no recibían el dinero exigido.
Al Shabaab se comprometió este mes de julio a levantar la prohibición de distribuir ayuda alimentaria, impuesta en 2010, pero luego precisó que mantendrá las restricciones impuestas al Programa Mundial de Alimentos (PAM) de la ONU y a varias ONG importantes.
El informe del Grupo de Observación cuenta que un comandante de Al Shabaab dio un discurso a finales de 2010 en el que advirtió a los somalíes de que no aceptasen ayuda extranjera. “Podéis comer lo que queráis excepto los alimentos recibidos como ayuda”, dijo.
El PAM ha señalado que no puede acceder a los más de 2 millones de somalíes que corren el riesgo de morir de hambre en las zonas controladas por la milicia islamista. Aunque intentará llegar a esas zonas durante la próxima semana, ha afirmado que si no lo consigue se planteará, como último recurso, lanzar la comida desde aviones.
Actitud hostil hacia las ONG
El estudio de la ONU destaca que los combatientes extranjeros de Al Shabaab fomentan una actitud hostil contra las organizaciones caritativas, y especialmente contra las que consideran occidentales o cristianas. “Las pruebas sugieren que los extranjeros ejercen una influencia negativa sobre líderes de Al Shabaab que eran los que más obstáculos ponían a la distribución de la ayuda internacional”, explica.
Según el informe, los comandantes del grupo insurgente piden a las organizaciones humanitarias un pago inicial de 10.000 dólares para permitirles acceder al territorio que controlan y después les hacen pagar otros 10.000 dólares para registrarse y 6.000 dólares cada seis meses.
Los rebeldes también exigen el pago del 20 por ciento del valor de todos los alimentos y medicinas que pasan por sus áreas e imponen un impuesto del 10 por ciento a todos los vehículos.