(Fides) “Este grupo no es conocido. Los nigerianos esperan que el gobierno cumpla con su deber de garantizar la seguridad del país frente a un grupo que se ha alineado en contra de todo el sistema policial de la nación”, dice Mons. Onaiyekan, haciendo hincapié en cómo se ha producido el atentado: “el coche bomba se ha infiltrado en el aparcamiento del jefe de policía. ¿Cómo es posible? Esto demuestra la necesidad de una investigación profunda del sistema de seguridad”.
El Arzobispo de Abuja también señala que “se habla de una conexión internacional con los fundamentalistas extranjeros. Un portavoz de Boko Haram ha afirmado que han regresado a Nigeria algunos de sus seguidores que habían ido a Somalia para ser entrenados por extremistas del lugar. Estos hombres se han dispersado por toda Nigeria para sembrar miedo y terror”.
“Los extremistas son un reto para todos los nigerianos y, sobre todo para la comunidad musulmana de Nigeria. Ningún musulmán puede continuar afirmando que el terrorismo no tiene nada que ver con el Islam. Yo soy un hombre de paz y diálogo, por ello siempre digo a mis musulmanes que deben aislar a los extremistas que están presentes en sus comunidades. No basta con decir 'no son de los nuestros', es necesario tomar medidas concretas para identificar y aislar a aquellos que, con sus actividades, no están en línea con el bien del país y el bien del propio islam”, comenta Mons. Onaiyekan.
Iglesias, blancos fáciles
La secta es muy activa en el norte del País. Hace unos días, la Catedral de Maiduguri se ha visto seriamente dañada en un atentado reivindicado por Boko Haram . “Nuestras iglesias también se ven afectadas porque son un blanco muy fácil: son edificios muy visibles y sin protección. No desplegamos soldados armados en nuestras iglesias, que son lugares de culto abiertos a todos”, dice el Arzobispo de Abuja.
“En cuanto a la situación general del país, debemos reconocer que tenemos problemas graves”, continúa Mons. Onaiyekan. “Acabamos de concluir las elecciones presidenciales, parlamentarias y locales que, aunque imperfectas, con manipulaciones de los votos aquí y allá, han sido consideradas como la evidencia de una mejora general del sistema político. Por desgracia, esta mejora lenta no todos la comparten. La mayoría de la población todavía se enfrenta con paciencia a los problemas de la pobreza, el desempleo, la falta de instalaciones... sin embargo, algunos nigerianos están perdiendo la paciencia y se sienten tentados a recurrir a la violencia. Pero esta no es la solución, porque la violencia es sólo la expresión de la ira. Esto, sin embargo, nos debe hacer entender que no estamos simplemente ante una cuestión de orden público, que se soluciona con arrestar a los criminales, sino que debemos garantizar mejores condiciones de vida para las personas”.
Mons. Onaiyekan concluye su discurso con una petición: “Pido las oraciones de todos para que Nigeria pueda encontrar el camino hacia la paz y la concordia nacional”.