(Efe/InfoCatólica) El artículo denuncia que las autoridades de EE.UU. “sólo se preocupan” por la situación que atraviesa México “cuando algún funcionario estadounidense es afectado por las armas que ellos mismos venden sin que les represente nada la vida de tantos miles de hombres y mujeres víctimas de su irresponsable actitud ante este comercio infame”.
La Archidiócesis de la capital mexicana hace responsables de la situación a estados como Arizona, “uno de los que más permiten el paso ilegal de armas que vienen a parar en manos de los criminales mexicanos”, pero también a Texas, Colorado o California. Se pregunta además si Washington no puede ya controlar sus fronteras o simplemente no tienen ningún interés en hacerlo.
El editorial surge en una semana marcada por la tensión entre México y EE.UU. tras haberse revelado que con el operativo “Rápido y Furioso” (“Fast and Furious”) agentes de la Oficina de control de Alcohol, Tabaco, Armas y Explosivos (ATF) del departamento de Justicia de EE.UU. pudieron haber permitido el paso a México de unas 2.000 armas.
Con la operación, que está investigando el Departamento de Justicia estadounidense, la ATF habría intentado conocer las rutas del tráfico de armas hacia México, país este último sumido en los últimos años en una ola de violencia vinculada con las organizaciones criminales y de narcotraficantes. Los detalles de la controvertida operación han trascendido después de que se supiera que un arma estadounidense vendida en Texas pudo ser utilizada por presuntos sicarios mexicanos para asesinar al agente del Servicio de Inmigración y Aduanas estadounidense, Jaime Zapata, el 15 de febrero pasado en San Luis Potosí.
Piden relaciones y soluciones conjuntas y eficaces
Finalmente la Archidiócesis reprocha al embajador estadounidense en México, Carlos Pascual, que haya dicho que las autoridades mexicanas son incapaces de controlar la violencia en las fronteras, según revelaciones que han trascendido en algunos cables iltrados por Wikileaks. “Independientemente de la verdad o no de esta afirmación, más bien deberíamos enterarnos de la responsabilidad que tienen ellos en este grave problema”, agregó.
Pese al tono duro y crítico del editorial, titulado “Rápido y furioso: presunto culpable”, éste termina en tono conciliatorio: “Es necesario que nuestros gobiernos encuentren mejores formas de relación y soluciones conjuntas mucho más eficaces a nuestros problemas comunes. Las descalificaciones unilaterales a nada conducen”.