(El Periódico/InfoCatólica) Las religiosas echaron en falta el dinero a primera hora de la mañana del lunes de la semana pasada. Esa noche, mientras ellas dormían, alguien forzó una de las puertas de acceso a uno de los edificios del convento y revolvió en su interior. Las responsables de la comunidad se percataron rápidamente de la elevada cuantía del botín del robo.
El Cuerpo Nacional de Policía, bajo la coordinación del juzgado de Instrucción número 9 de Zaragoza, ha abierto una investigación en la que también se indaga el origen del dinero, ya que la tenencia en efectivo de una cuantía tan elevada resulta cuanto menos llamativa al tratarse de una comunidad religiosa de este tipo. .
La "monja pintora"
Las religiosas cistercienses se dedican a diferentes tareas, como la encuadernación y la restauración de libros, así como la recuperación de pergaminos. Pero en el monasterio de Santa Lucía vive Isabel Guerra, conocida como la monja pintora, una artista cuya cotización va en aumento. Cualquiera de sus dibujos puede costar entre 2.500 y 12.000 euros y sus cuadros llegan a alcanzar los 48.000 euros en el mercado del arte. Guerra suele exponer cada tres o cuatro años y vende todo lo que expone. De hecho, en la galería Sokoa de Madrid, que lleva su representación, suele haber lista de espera de compradores. Guerra fue protagonista en el año 2000 de una exitosa exposición retrospectiva en La Lonja de Zaragoza que vieron 120.000 personas.
Uno de los primeros aspectos que debe determinar la policía es si el robo fue un episodio de fortuna de un ratero que se topó con una cantidad millonaria por casualidad o si, por el contrario, es el golpe de un ladrón de guante blanco que fue a buscar el preciado botín allí donde él sabía que se encontraba. Ninguna de esas dos hipótesis es descartable a priori, aunque ambas generan preguntas.