(Luis F. Pérez/InfoCatólica) Frank de Nully Brown, representante del protestantismo liberal, asegura en su artículo que “limitar la discusión de la despenalización del aborto a una puja entre quienes están a favor y en contra de la práctica es trivializarla: nadie puede estar a favor de la interrupción de una vida. Pero esta problemática va más allá de esta falsa polarización: la mujer que busca abortar lo hace con angustia y tristeza”.
“La comunidad”, sentencia en su artículo, publicado en Página12, “tiene que asumir esta realidad no escondiéndola, sino sacándola a la luz”. De Nully asegura que “el aborto se ha constituido en un verdadero comercio, ya que, en la actualidad, la ley aprueba su práctica en forma muy restringida”.
El pastor metodista expone así uno de los argumentos esgrimidos por el lobby abortista mundial: “los sectores medios y altos de la sociedad pueden acceder a una atención clandestina segura, pero para muchísimas mujeres de limitados recursos, debido a prácticas no profesionales y riesgosas interrumpir la gestación implica atentar contra su propia vida”.
Por ello, propone que se intervenga en dos sentidos: “legislando la despenalización para evitar también la muerte de las madres y garantizando condiciones de equidad económica, educativa y sanitaria para que el aborto no sea una opción”.
Más argumentos del lobby abortista
El obispo metodista cree que “la realidad del aborto no se resuelve penalizando a la mujer que lo practica y dejando de lado la responsabilidad del varón. Porque el problema no es sólo de las mujeres, es un problema de todos. Poner el tema en su adecuado contexto lleva a considerar el reclamo de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo y, por otro lado, a abordar el sufrimiento de muchas mujeres desprotegidas”.
El pastor protestante, a pesar de ser consciente del escándalo que causará su postura entre los propios cristianos evangélicos de Argentina, afirma que “despenalizar el aborto puede ayudar al diálogo que contribuya a la edificación de nuestra sociedad. Cada víctima del aborto no puede convertirse en un número más porque es alguien a quien Dios ama y a quien también nosotros debemos amar profundamente”. Y añade que “esconder nuestras prácticas culturales de abortos clandestinos no ayuda a enfrentarlas y a tomar decisiones inspiradas en la libertad y la dignidad de las personas”.
El pastor metodista incluso termina su artículo con la cita de 1ª Juan 4-19-20: “Nosotros amamos a Dios porque El nos amó primero. Si alguien afirma ‘Yo amo a Dios’, pero odia a su hermano es un mentiroso: pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, no puede amar a Dios, a quienes no ha visto”.