(Zenit/InfoCatólica) En la presentación intervino monseñor Enrico dal Covolo, rector magnífico de la Pontificia Universidad Lateranense; moderó monseñor Luis F. Ladaria S.J., secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe; y los conferenciantes fueron la periodista Ritanna Armeni, el director de Il Foglio, Giuliano Ferrara, y Hermann Geisler. F.S.O, de la Congregación de la doctrina de la Fe.
Monseñor dal Covolo aseguró que la Humanae Vitae, una encíclica publicada el 29 de julio de 1968 “se vuelve más actual a la luz de los nuevos descubrimientos científicos”. “En aquella época la encíclica encontró resistencia mismo dentro de la Iglesia”, recordó.
Para ilustrarlo contó a los presentes un hecho inédito: “Un presidente de una conferencia episcopal de una importante nación de América Latina había manifestado en un telegrama a Pablo VI, en nombre del episcopado de aquella nación, ‘una vibrante y clara perplejidad sobre el texto publicado’. El Papa hizo llamar al cardenal a Roma, y una vez aquí le pidió que se pusiera de rodillas y pidiera perdón”.
Es que “en los años 60” explicó, existía una “desenfrenada reivindicación de libertad sexual que afectaba también amplios sectores de católicos”, precisando que “los debates sobre aborto y divorcio eran páginas que parecían partes de guerra”. Por lo tanto en aquel momento el mensaje de la Humanae Vitae fue muy valiente”, dijo.
Es una encíclica que “se mantiene actual y restituye a la sexualidad el profundo sentido espiritual como verdadero icono del Amor Trinitario” explicó.
Choque entre la coherencia de la Iglesia y la sociedad
Por su parte la periodista Ritanna Armeni, conocida por su participación en algunas manifestaciones contra el aborto, precisó que es una mujer laica no creyente, sin pretensiones filosóficas. Su opinión es que existió “un choque entre la coherencia de la Iglesia y una sociedad que le fue contra”. Esto lo demuestra el hecho que “se afirmó la píldora, ahora mismo la del día después, el aborto, la separación entre concepción y sexualidad”.
Por lo tanto dijo “la encíclica asumió un significado profético” porque “predice al hombre moderno”. La periodista sin embargo se mostró crítica con las posiciones de la Iglesia en materias como convivencias prematrimoniales y uniones entre personas del mismo sexo.
El director del diario Il Foglio, Giuliano Ferrara, manifestó su opinión en cuanto no creyente, si bien antiabortista convencido. Consideró que cada cambio es un signo de los tiempos. “Si el hombre evoluciona hacia esa dirección, debe hacernos despertar ese optimismo progresista, dijo. Mas allá de estas opiniones consideró que existía una base lógica por la cual publicó la encíclica en su diario: “Creí que fuera posible actuar ante el rechazo de la vida, que no puede ser reducida y maltratada hasta este punto”.
Signo de contradicción
El padre Hermann Geisler, F.S.O, de la Congregación de la Doctrina de la Fe indicó que la Humanae Vitae “es un gran sí a los valores humanos y cristianos”. Y recordó como “la encíclica se volvió rápidamente un ‘signo de contradicción’ no solamente para las sociedades occidentales marcadas por la revolución sexual, sino también para vastos sectores de la Iglesia, demasiados influenciados por el espíritu del mundo”.
Geisler indicó además como “las varias contribuciones del presente libro ponen en evidencia” que “la Humanae Vitae, como toda la moral católica, es un gran sí a la vida, a la dignidad de la persona y sobre todo al amor conyugal”.
Esto se realizó, precisó, a través de cinco `síes´: “Al proyecto verdaderamente humano; a la dignidad de la mujer y de los hijos; al amor conyugal; a la paternidad responsable y por lo tanto un sí a Dios Creador” dijo. Al concluir su relación calificó la Humanae Vitae como “uno de los documentos más proféticos del magisterio pontificio post conciliar”.
El tiempo ha da la razón a Pablo VI
La directora de la obra, la profesora Lucetta Scaraffia, recordó que aún prevalece una dificultad de análisis debido a que cuarenta años son “tiempos aún breves mientas la Iglesia mira todo con milenaria sabiduría”. Pero que en este período se vieron quebradas “las promesas de tantas utopías del siglo XX”. La revolución del 68, la decadencia de institución familiar, el aumento del divorcio al final hicieron entender quien tenía razón.
Quienes se oponían a los principios de la encíclica prometían “una familia más feliz, maridos más atentos para no perder a su mujer, una sociedad más feliz y pacífica”. En cambio hemos visto “como se ha vuelto débil la calidad humana de la sociedad”. Y la profesora concluyó recordando como “Pablo VI había entendido hacia donde se dirigía la sociedad occidental”.