(AFP/InfoCatólica) La víspera del debate, el primer ministro, François Fillon, se manifestó opuesto a la eutanasia, invitando así de hecho a su mayoría senatorial a hacer lo mismo.
Lo esencial de la proposición de ley estaba contenida en su artículo primero, suprimido: “toda persona capacitada mayor, en fase avanzada o terminal de una afección accidental o patológica grave e incurable, que le inflige un sufrimiento físico o síquico que no se puede calmar o considera insoportable, puede pedir beneficiar (...) de una asistencia medicada que permita, con un acto deliberado, una muerte rápida e indolora”.
En el hemiciclo, con un diccionario en la mano, el ministro de Salud, Xavier Bertrand, habló de “eutanasia”, que “es contraria a nuestros fundamentos jurídicos”. El ministro evocó “los enfermos de Alzheimer que no pudieran expresar su voluntad libre y clara”. Bertrand saludó “un debate diferente de otros” y abogó por el desarrollo de los cuidados paliativos.
En el transcurso del extenso debate, unos oradores hicieron referencia a Vincent Humbert, joven tetrapléjico que recibió ayuda de madre para morir en 2003. “Porque no quiero vivir más situaciones como esta, quiero una ley para que la sociedad asista a la persona que de hecho la pide” el derecho a morir, declaró el relator Jean-Pierre Godefroy (PS).
Las opiniones de los políticos
“No se arroguen el derecho de decidir en lugar de quienes, lúcidamente, eligieron el momento de poner punto final a su sufrimiento. No les roben su última libertad”, expresó en nombre propio la centrista Muguette Dini, presidenta de la Comisión de Asuntos Sociales.
“El mérito de este texto es que llamó la atención del Gobierno sobre la insuficiencia de los cuidados paliativos en Francia”, añadió Alain Fouché (UMP), uno de los contados senadores de la derecha francesa que apoyó la proposición.
La senadora centrista y ex secretaria de Estado Valérie Létard indicó que votaría el artículo 1 “para que el debate se abra y siga”. Jean-Marie Bockel (Izquierda moderna, ex socialista) se declaró en contra por considerar que “nos basta con la ley Leonetti”, de 2005. “Relativa a los derechos de los pacientes al final de la vida”, dicha ley impide el ensañamiento terapéutico.
“Me avergüenzo del Senado”, exclamó Jean-Louis Lorrain (UMP), totalmente hostil, que había denunciado en un comunicado “la omnipotencia de la técnica y de la medicina para gestionar nuestra vida”. El presidente de la Asociación para el Derecho de Morir con Dignidad, Jean-Luc Romero, se declaró “optimista sobre la continuación” del debate. “Pienso que François Fillon ha cometido el mayor error de su vida al desplagar todos los medios del Estado contra un voto de conciencia (de los senadores)”, dijo Romero, que denunció “la presión de la iglesia”.