(Bruno Moreno/InfoCatólica) El obispo de Albany, Monseñor Howard Hubbard, predicó en la Misa solemne del pasado domingo sobre la función de gobernar. En su homilía en la catedral de Albany, la capital del Estado de Nueva York, el obispo consideró que ese servicio público era una forma de evangelizar.
Esta mención resultaba especialmente significativa, ya que estaban presentes dos de los principales políticos católicos del Estado de Nueva York y del país: Andrew Cuomo, gobernador del Estado, y Robert Duffy, vice-gobernador. Estos dos políticos demócratas habían tomado posesión de sus cargos el día anterior, tras haber ganado las elecciones de noviembre del año pasado.
Refiriéndose al gobernador Cuomo y al vice-gobernador Duffy, el obispo dijo que “sabemos que ellos, a lo largo de los próximos cuatro años, estarán profundamente inmersos en el trabajo de evangelización, consiguiendo la transformación de nuestro Estado y nuestra sociedad, y les aseguramos que tendrán nuestras oraciones, nuestro apoyo y nuestros mejores deseos para los desafíos a los que se enfrentarán”.
La afirmación de que la labor de gobierno de un político católico es, en cierto modo, una evangelización para la sociedad no es una novedad, sino que siempre ha formado parte de la enseñanza de la Iglesia. Pablo VI consideró que la política debe ser una forma de “vivir el compromiso cristiano al servicio de los demás" (Octogesima Adveniens 46). Santo Tomás Moro, declarado patrono de gobernantes y políticos por Juan Pablo II, constituyó un ejemplo de fe para toda Inglaterra al mantenerse firme en su rechazo a la usurpación de la autoridad papal por el rey Enrique VIII, rechazo que le costó la vida. En esta ocasión, sin embargo, la afirmación resultó polémica, debido al historial de los dos políticos católicos en cuestión.
Cuomo y Duffy, contrarios a la enseñanza de la Iglesia
Cuomo, divorciado y con tres hijos, estaba sentado en primera fila con su pareja actual, Sandra Lee, presentadora de un programa de televisión, que vive con él en Nueva York. Por otra parte, tanto Cuomo como Duffy son abiertamente partidarios del aborto legalizado, en línea con la postura oficial del Partido Demócrata, y las organizaciones pro-abortistas NARAL y Planned Parenthood se cuentan entre sus más fervientes admiradores. En multitud de ocasiones, ambos políticos han defendido la posibilidad de abortar legalmente en uno de los Estados más abortistas del país y Cuomo afirmó en una ocasión que la idea de prohibir el aborto, como defendía su rival republicano, era “espantosa”.
El hecho de que se aparten públicamente de la enseñanza de la Iglesia en materias muy graves no impidió que recibieran la comunión en esa misma Misa, celebrada por el obispo. Sin embargo, en el año 2004, el entonces Cardenal Ratzinger envió una carta a los obispos norteamericanos en la que expresamente recordaba que, en el caso de un político católico, el hecho de “hacer campaña y votar de forma continuada en favor de leyes permisivas del aborto y la eutanasia” constituye una “cooperación formal” con ese grave pecado, de modo que su “pastor debería reunirse con él, explicándole la enseñanza de la Iglesia, informándole de que no debe presentarse a recibir la comunión hasta que ponga fin a esa situación objetiva de pecado y advirtiéndole de que, de otro modo, no se le dará la comunión”.