(Luis F. Pérez/InfoCatólica) Mons. Asenjo recuerda en su carta que el pasado 4 de julio entró en vigor la nueva ley del aborto “que en realidad no es otra cosa que una liberalización total del aborto, considerado como un derecho de la mujer, mientras se conculcan los más elementales derechos del hijo que lleva en sus entrañas. Su carácter legal no le confiere el marchamo de moralidad, pues no todo lo que es legal es moral”.
El arzobispo de Sevilla asegura que “el aborto es siempre una inmoralidad, un mal objetivo; no es progreso sino regresión. En realidad es un ‘crimen abominable’, como lo calificó el Concilio Vaticano II (GS 51), por ser la eliminación voluntaria y querida de un ser humano a petición de sus progenitores, con el concurso de los médicos, los primeros, junto con los padres, que deberían tutelar esa vida naciente”.
Difundir el valor sagrado de toda vida humana
A la pregunta de qué hacer los cristianos ante el drama del aborto y ante la segura celebración del citado congreso, el prelado sugiere dos posibilidades. La primera que “nos sensibilicemos ante este tema auténticamente mayor, y que tratemos de sensibilizar a nuestros conciudadanos, muchos de los cuales aceptan casi sin pestañear la realidad del aborto en nombre del progreso y de la libertad de la mujer”.
“Invito a todos”, escribe Mons. Asenjo, “a difundir en vuestros ambientes, en vuestros hogares, en vuestros lugares de trabajo y en cualquier oportunidad, también en la catequesis y en la formación religiosa escolar, el Evangelio de la Vida es decir, el valor sagrado de toda vida humana desde la fecundación hasta su ocaso natural, de modo que paulatinamente vayamos sustituyendo la mentalidad abortista y la ‘cultura de la muerte’ por una cultura que acoja y promueva la vida”.
Oración pública y privada
Como segunda posibilidad, el arzobispo explica que “una forma sencilla de implicarnos en la defensa de la vida humana es rezar. La oración privada y pública es el alma de toda pastoral. También lo es de la defensa de la vida, don de Dios, del que nadie arbitrariamente puede disponer”.
Mons. Asenjo propone a “los sacerdotes que en los días de la celebración del congreso tengan en cuenta esta intención en las preces de los fieles de la Santa Misa y en el rezo del Rosario en las parroquias, y que incluso programen algún acto especial de oración ante el Santísimo por esta causa. Lo pido también a las contemplativas, a las Hermandades en sus cultos y a los grupos y movimientos apostólicos”.
Por último, el arzobispo de Sevilla manifiesta su “respaldo y aliento a las instituciones, confesionales o no, que promueven iniciativas a favor de la vida y que ayudan a las madres en circunstancias difíciles para que acojan generosamente el fruto de sus entrañas. Pocas formas de acción social y de apostolado son hoy tan hermosas y urgentes como ésta”.