(Agencias/InfoCatólica) “Pienso -dijo- en gente discapacitada, niños que sufren violencia, inmigrantes, refugiados, los que pagan más por la actual crisis económica y financiera, los que son víctimas de extremismos por nuevas formas de esclavitud como el tráfico de personas, el narcotráfico y la prostitución”.
“Vuestro trabajo también está relacionado que personas que viven en democracias frágiles”, les recordó.
“También he sido informado -prosiguió- de vuestros esfuerzos para defender la libertad religiosa y vuestra oposición a la violencia y la intolerancia contra creyentes en Europa y en el mundo”.
Benedicto XVI subrayó: “En diferentes ocasiones he alertado de los riesgos asociados con el relativismo en el área de valores, derechos y deberes”.
“Si éstos no tuvieran una base objetiva y racional, común a todos los pueblos, y están basados exclusivamente en sus culturas particulares, decisiones legislativas o tribunales -refirió-, ¿cómo podrían ofrecer una sólida y duradera base, fundamento para instituciones supranacionales como el Consejo de Europa?.
Y se interpeló: “¿Cómo podría existir un diálogo fructífero entre culturas sin valores comunes, derechos, principios universales entendidos de la misma manera en todos los estados miembros del Consejo de Europa?”.
Estos valores, derechos y deberes “están arraigados en la dignidad natural de cada persona, algo que es accesible al razonamiento humano”, matizó el Papa.
Estoy convencido de que estos principios, mantenidos con fe, sobre todo “cuando se trata de la vida humana, desde la concepción a la muerte natural, matrimonio (..) y libertad de religión y educación, son condiciones necesarias si estamos para responder adecuadamente a los retos decisivos y urgentes que la historia presente a cada uno de vosotros”, concluyó.