(Luis F. Pérez/InfoCatólica) Arregi justifica su decisión haciendo uso de una serie de argumentos que le sitúan no sólo fuera del sacerdocio y de la orden franciscana sino de la propia fe católica. Así por ejemplo, asegura que “los dogmas y el magisterio no los puso Jesús” e incluso añade que “aunque Jesús hubiera establecido dogmas y magisterios -que ciertamente no estableció-, éstos no serían de ningún modo inamovibles, pues Jesús no tuvo otra ley ni otro criterio que el Espíritu de Dios, y el Espíritu es como el aire y el agua, y siempre se mueve”. Además acusa a la Iglesia de haberse tomado la libertad de contradecir a Jesús.
José Arregi, en una carta publicada en Religión Digital, asegura que en “la iglesia institucional que tenemos no hay lugar para insumisos, y yo lo sabía. Tampoco hay lugar para insumisos en la Orden franciscana que tenemos, y también esto lo sabía: los responsables franciscanos, aun en contra de su voluntad, y como única forma de evitar un grave conflicto interno, se verían obligados a exigirme sumisión a las órdenes del obispo. No he necesitado, pues, de grandes discernimientos: o acataba o me iba”.
Cabe recordar que el silencio se lo había impuesto el anterior obispo de San Sebastián, Monseñor Uriarte.
Precisamente ahora que piensa abandonar la vida religiosa y el sacerdocio, Arregi se dirige a su obispo, Mons. José Ignacio Munilla, para desearle “lo mejor, y pienso que lo mejor pasa por escuchar, respetar, secundar la voz de la inmensa mayoría de su comunidad diocesana, de la que seguiré formando parte activa. La voz de la comunidad es la voz del Espíritu, mucho más que la voz de Madrid o de Roma”.