(Efe) “Neguémonos a secundar -ha dicho- cualquier iniciativa que atente contra la vida, no demos nuestra adhesión a personas, instituciones, obras o disposiciones que vayan o pretendan ir contra la vida, que no podemos adherirnos a quien niega algo tan fundamental”.
Cañizares, que es prefecto para la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, ha anunciado que, probablemente, antes de fin de año habrá una gran vigilia mundial de oración a favor de la vida, en la que se pedirá la participación del Papa.
La vida, ha señalado el cardenal, es un valor que no comparable ni sometible a ninguno de los poderes humanos.
“Quien niega el derecho a la vida está contra la democracia y conduce a la sociedad al desastre”, ha añadido.
También ha indicado que la trivialización de la sexualidad es uno de los elementos que están en el origen del desprecio por el que va a nacer, y la ideología de género subyace en la nueva ley del aborto.
El aborto provocado, ha dicho, es un “crimen” contra la persona y el bien común, una “violación” del orden moral y de derechos.
Repugnancia ante los aplausos a la nueva ley del aborto
En esta línea, ha señalado que los aplausos con que ciertos sectores acogieron la aprobación de la nueva ley del aborto daban “repugnancia”.
“¿Cómo se puede aplaudir una ley para matar?”, se ha preguntado.
Ha asegurado que la cultura de la muerte está “destruyendo” las democracias y que no existe verdadera justicia en un país donde se mata a “inocentes”, pues no se protege la vida del nasciturus, se lo considera una “cosa”, un “algo”, no una alguien o un quien.
Se está destruyendo la democracia
Ha señalado que las mayorías parlamentarias tiene legitimidad, pero no para legislar “lo que no es verdadero”. Todo esto lo ha relacionado con el relativismo, que está “destruyendo” la democracia.
“No tardará el tiempo en que nos avergoncemos (del aborto), como ya lo hemos hecho de la esclavitud”, ha añadido.
A las mujeres que han abortado les ha mandado un mensaje de misericordia, pues la Iglesia no quiere penalizaciones, sino corrección con reconocimiento de la gravedad y arrepentimiento, pues la excomunión no es para siempre.