(Zenit) El Patriarca recordó a los periodistas que el Papa es a menudo criticado por “teólogos liberales y los medios de comunicación de masas liberales en Occidente” por sus opiniones.
“Sin embargo, en muchos asuntos públicos y morales de su planteamiento, el Papa coincide plenamente con el planteamiento de la Iglesia ortodoxa rusa. Esto nos da una oportunidad para promover los valores cristianos con la Iglesia católica, en particular en las organizaciones internacionales y en la arena internacional”, afirmó.
Crítica al protestantismo moderno
Al mismo tiempo, el Patriarca reconoció que se están produciendo “fenómenos muy peligrosos” en el protestantismo contemporáneo, en que los cristianos “dejan que elementos pecaminosos del mundo entren en su interior, y justifican estos elementos, si se los ofrece la sociedad secular” y como resultado “lemas filosóficos laicistas liberales se repiten dentro de las iglesias protestantes y echan raíces en el pensamiento religioso. “
En este sentido se refirió a la cuestión de la ordenación de mujeres, que aparece en Occidente cuando “la noción laica de los derechos humanos se incorpora a la teología, a las prácticas eclesiales”, afirmó.
“Otro asunto semejante es la actitud hacia la homosexualidad. La Palabra de Dios es distorsionada para agradar al estandar laicista liberal. Está escrito muy claramente que se trata de un pecado”, añadió.
Integración de Rusia y Ucrania en Europa
El Patriarca se dirigió a los medios ucranianos recordando también la importancia de que ambos países, Rusia y Ucrania, se integren en Europa preservando su “identidad nacional, cultural y espiritual”.
“Se trata de un gran desafío en condiciones de globalización. Debemos preservar la diversidad y la belleza del mundo de Dios y al mismo tiempo, promover una buena cooperación internacional y relaciones pacíficas entre las naciones”, afirmó el Patriarca.
En su opinión, si rusos, ucranianos y bielorrusos rechazan sus “valores básicos”, la probable destrucción de la “matriz nacional” será “una gran catástrofe de la civilización, igual que si otras naciones pierden de su identidad”.
“El mundo sería unificado y horrible, el mundo será fácilmente manipulable. ¿Por qué? Porque esta cultura tradicional espiritual de la mayoría de la población es el criterio principal para distinguir el bien del mal”, añadió el primado de la Iglesia ortodoxa rusa.