(Agencias/InfoCatólica) Rodeado por un grupo de religiosos a los que presentó como "curas casados" y con la asistencia de un nutrido grupo de personas, Alessio inició la misa en la puerta de la parroquia San Cayetano tras precisar que se trataba de "celebrar la diversidad de la vida", al tiempo que cuestionó la sanción que le aplicó el titular de la diócesis.
Unos carteles “recordando” que Dios hizo al hombre libre y una enorme bandera con los colores del arco iris, símbolo del lobby gay, con la leyenda “celebramos al Jesús liberador” recibían a los asistentes que, desafiando al tremendo frío, acompañaron al sacerdote en la misa "por la diversidad".
Adhesiones varias
Previamente se dieron a conocer varias adhesiones a la actitud asumida por el sacerdote, quien junto a los doce curas –algunos en ejercicio y otros retirados– que integran el Grupo Sacerdotal Enrique Angelelli, firmó días atrás una declaración apoyando el matrimonio entre personas del mismo sexo.
Entre las adhesiones recibidas mencionaron las enviadas por las diputadas nacionales Carmen Nebreda y Cecilia Merchán, de la legisladora provincial Liliana Olivero, del secretario de Derechos Humanos del municipio local, Vitín Baronetto, del Frente Cívico y Social y de las agrupaciones Libres del Sur y Barrios de Pie, entre otras.
Cura casado a favor del matrimonio homosexual
Antes de comenzar la misa, uno de los miembros del grupo, Adrián Vitale, quien se presentó como "cura casado", criticó también la actitud de “negar lo que con toda libertad y responsabilidad hemos firmando a favor del matrimonio homosexual”.
“Más allá del tema puntual en cuestión, que se puede y debe seguir debatiendo, de ninguna manera se puede aceptar el intento de silenciar o censurar la libertad de expresión, la libertad de opinión, la libertad de pensar de acuerdo a las propias convicciones”, agregó.
¿Simulacro de misa?
Durante la misa no se escucharon salmos: sonó Patria, de Víctor Heredia, y la gente bailó y cantó Mira mis manos llenas de hermanos”. Y luego, la calle fue peña popular al entonar Toma mi vino y come mi pan, tenemos tiempo de conversar”. Y además de La Biblia se leyó la biografía de Mons. Enrique Angelelli, “el obispo mártir”, como lo llaman en Altamira.
Rebelión total contra su arzobispo
Tras la lectura del Evangelio según San Lucas, Alessio agarró el micrófono para responder, punto por punto, la carta de Mons. Ñáñez.
“Señor arzobispo, ¿de qué nos tenemos que enmendar? ¿De querer ser libres en la diversidad maravillosa de un Dios de muchos rostros? ¿De buscar ser felices, coherentes con lo que uno piensa, de soñar con una sociedad argentina que repare un daño histórico a la comunidad homosexual? Pedirme que me retracte de lo que pienso es como pedirme que mienta, y eso no lo puedo hacer”.
Aún más desafiante, Alessio llamó “presunto monseñor” a Mons. Ñáñez, y tiró sobre la mesa una velada acusación: “Un país libre y soberano dijo que el matrimonio gay no es algo ‘presunto’: es una ley y hay que aceptarla, salvo que la jerarquía eclesiástica quiera desobedecer a un Estado libre y soberano que con todas sus instituciones democráticas dijo que esto, que los mismos derechos para todos, no es más algo presunto, esto es ley”. Tras dichas palabras, los “fieles” de Alessio le ovacionaron.