(P. Ginés/La Razón/InfoCatólica) Marcelo Olima nació en Catamarca, Argentina, hace 35 años. Sus padres han tenido responsabilidades en Cursillos de Cristiandad, el Movimiento Familiar Cristiano y la Renovación Carismática durante los últimos 40 años. Tuvo su encuentro personal con Jesucristo cuando tenía 13 años, a los 15 tocaba en parroquias, a los 23 cantaba y predicaba por diócesis argentinas y a los 28 lo hacía por toda Hispanoamérica. Después de predicar el Evangelio en 26 países y 20 estados de Estados Unidos, se casó con una española y se afincó en Almería, donde da clases de religión y estudia Ciencias Religiosas.
Ayer dirigió una multitudinaria asamblea de oración de la Renovación Carismática Católica de Madrid y el centro de España. Pablo Ginés lo entrevista para La Razón:
–¿Cómo llegaste a ser predicador laico?
–Yo a los 13 años ya era de familia devota, pero en un encuentro de jóvenes carismáticos, durante una adoración eucarística, sentí una gran paz, la presencia de Dios, y se me acercó el sacerdote con el Santísimo y me dijo, de parte de Dios: "Te haré profeta entre las naciones". Y se cumplió. En un año aprendí a tocar la guitarra. Tomé clases de canto, porque durante años canté muy mal. Prediqué con música, primero en parroquias, luego por colegios y universidades de Argentina. Mi banda, a los 23 años, se llamaba "Solis Dei", predicábamos el kerygma, que Dios nos ama, nos da sentido y felicidad.
En 2000, en Colombia, conocí a los Misioneros de Jesús y María, que son predicadores itinerantes que usan la música, y me uní a ellos. Predicaba en un país cada semana, y estuve tres años con Los Ángeles como base, recorriendo 20 estados de Norteamérica. Pensemos que en la diócesis de Los Ángeles hay 400 grupos de católicos carismáticos, cada uno con unas 400 personas. Luego, en Almería conocí a Beatriz, nos casamos y decidimos quedarnos a vivir allí, y servir a Dios en España.
–¿Cómo es tu día a día de predicador en España?
–Doy clases de religión en el Colegio María Inmaculada de Almería, y allí preparo además a 40 jóvenes para la confirmación. Por las tardes, estudio Ciencias Religiosas. Por último, dedico los fines de semana a predicar en retiros y encuentros por toda España.
–Viniendo de América, ¿cómo ves la fe en España?
–En España no sólo me asombra la falta de fe de los jóvenes, sino la falta de valores humanos. Por ejemplo, falta respeto a los mayores, a la familia o a los profesores, que en América aún se mantiene. Allí nunca vi, como en España, que un chaval pegue a una profesora o a su padre. Además, me escandaliza tener profesores, curas, que no creen en los milagros, que dicen que eran cosas de los tiempos de Jesús. ¡Yo he visto muchos milagros y curaciones en mis viajes! O curas que no creen en la Resurrección. Y hay mucho católico "light", que acepta el aborto y el divorcio "exprés". Creo que a muchos clérigos en España les falta ansia por evangelizar, por llegar a la gente. ¡Están contentos con las diez abuelitas que ya tienen en la parroquia, con misas frías, de 20 minutos, sermones que repiten el evangelio sin aterrizarlo en la vida de la gente! En Los Ángeles una misa de domingo parroquial dura hora y media, y si es carismática, dos horas.
–¿Cómo llevas tu vida familiar?
–Hay que cuidarla, claro. Siempre que las condiciones lo permiten, mi mujer Beatriz y mis hijos vienen conmigo. Pablo Josué tiene 1 año y 10 meses y María Guadalupe tiene 4 meses. Beatriz reza por mí, incluso si no me acompaña, sin su bendición no podría hacer nada. Ella es médico, pero a veces también predica. Amo mucho a España y me encanta poder rezar y predicar con la Iglesia de acá, con tanta gente maravillosa.
–¿Qué piensas de la música en la evangelización?
–En España hay músicos cristianos de primera: Luis Alfredo, Hermana Glenda, Don José, Gaby & Company, Nico, Fray Nacho, y el Ministerio de Alabanza carismático, por ejemplo, pero se emplea poco la música en las parroquias.
–¿Cómo ves la fe de los hispanos que llegan a España?
–En Estados Unidos han llenado de vida la parroquias, deberían hacerlo también en Europa, pero en Estados Unidos las parroquias ofrecen muchos grupos para jóvenes, de muchos movimientos, y también misas y encuentros por países: para bolivianos, peruanos, etc... Si no se le acoge, el inmigrante pierde la fe, presionado por problemas de trabajo y un ambiente hostil. Y recemos para que la inmigración sea católica, más que musulmana, porque vivo en Andalucía y el tema del Islam allí ya es todo un reto evangelizador.