(Luis Fernando Pérez/InfoCatólica) Monseñor Demetrio Fernández, obispo de Córdoba, ha respondido a las preguntas de InfoCatólica tras la intervención de CajaSur por parte del Banco de España:
–¿Cuál es su primera valoración ante la intervención?
–La intervención del Banco de España en CajaSur se produce a petición del mismo Consejo de Administración de CajaSur. No es una intervención del Banco de España por iniciativa del mismo, sino a petición de CajaSur. Existía un protocolo de fusión firmado por CajaSur y Unicaja hace casi un año, y en CajaSur se deseaba firmemente consumar esa fusión, pero Unicaja la ha dilatado casi indefinidamente, hasta que el Banco de España por el bien de todos ha puesto un plazo, que ha expirado. CajaSur no podía firmar la fusión a cualquier precio. No cabía más alternativa que morir asfixiados o recurrir a la autoridad superior para que venga en nuestra ayuda, antes de que fuera demasiado tarde.
–Cuando usted llegó a Córdoba, el conflicto con CajaSur llevaba mucho tiempo amenazando con desembocar en la crisis actual. Durante este tiempo, ¿ha logrado comprender bien cuáles son las causas que han llevado a la entidad a tener que ser intervenida por el Banco de España?
–La crisis de CajaSur se inserta en el contexto de la crisis económica mundial, y más concretamente en la crisis española. Las Cajas tienen poco margen de maniobra porque están para ayudar socialmente, y cuando ha venido esta crisis tan fuerte se han tambaleado muchas Cajas en España, no sólo CajaSur. Ahora bien, CajaSur no está en quiebra ni tiene agujeros negros, está débil pero sana. Se hacía necesaria la ayuda de otros, y se nos obligaba a fusionarnos con Unicaja. Se firmó el protocolo de fusión hace casi un año, pero Unicaja no tenía ninguna prisa por cumplirlo. La fusión se ha diferido hasta casi la asfixia, aunque CajaSur presentaba continuamente alternativas. Parece que se nos quería llevar a la rendición final sin condiciones. Ahora, la ayuda del Banco de España podrá reflotarla, y eso será un bien para Córdoba. En el día de ayer se había llegado a acuerdos en tema de patrimonio y de la fundación para fines sociales, recortando las dotaciones acordadas, pero los patronos no estaban dispuestos a firmar la fusión si no había acuerdo laboral. El acuerdo laboral, que buscaba el bien de los empleados de CajaSur, había presentado varias alternativas, pero no fue aceptado. La fusión, por tanto, no ha sido posible.
–Parece evidente que no se ha dado una buena gestión de CajaSur, ¿cree que es necesario depurar responsabilidades?
–Las personas que he conocido al frente de CajaSur me parecen plenamente competentes. No han buscado sus intereses personales, ni ganarse un puesto de trabajo, ni enriquecerse a costa de CajaSur. Los patronos (6 representantes del Cabildo) son de los mejores curas que tiene la diócesis. He hablado con ellos y les he visto preocupados sobre todo por los puestos de trabajo y por el bien de la sociedad cordobesa, a la que CajaSur viene sirviendo hace 150 años. La intervención del Banco de España sustituye a los directivos, según marca la ley. Pero a nivel personal y profesional, los directivos que ahora dejan sus cargos son de una gran solvencia personal y profesional. Precisamente esa honradez personal y profesional es la que les ha llevado a solicitar la intervención del Banco de España, cuando el Banco de España ha impuesto un plazo fatal.
–El argumento principal del consejo de administración de CajaSur, controlado por la Iglesia, para negarse a la fusión con Unicaja, que podría haber evitado la intervención del Banco de España, fue el de que no se garantizaban los puestos de trabajo de la entidad cordobesa. ¿Le han explicado a usted si dichos puestos se mantendrán con dicha intervención?
–Yo espero y pido que sí. Hemos luchado todos por eso, anteponiendo el empleo a cualquier otro beneficio. A favor de la intervención del Banco de España han votado los patronos, los impositores y la representación de los trabajadores. A favor de la fusión han votado los políticos. La sociedad cordobesa sabrá valorar dónde se encuentra cada uno.
–¿Teme usted que lo ocurrido afecte de alguna manera a la credibilidad de la Iglesia en Córdoba?
–No, en absoluto. Justamente lo contrario. La Iglesia ha estado dispuesta incluso a perderlo todo, con tal de salvar los puestos de trabajo. Tenía en sus manos un buen acuerdo, aunque recortado por exigencias de la negociación. Todo eso lo ha considerado perdible con tal de respaldar a los trabajadores. Creo que la Iglesia en Córdoba podrá decir hoy y en el futuro que ha luchado de verdad por los puestos de trabajo, y no le ha movido ninguna otra ganancia, ni siquiera sus propios intereses. Y por encima de todo quedará patente que la Iglesia ha actuado movida por la ética que brota del Evangelio. No adoramos a otros dioses, sino al Dios único y verdadero, que en Cristo nos ha mostrado su rostro de amor, y este Dios es el único que nos hace libres.