(Zenit/InfoCatólica) Dicha cumbre convoca a los líderes de ocho de las principales economías del mundo: Estados Unidos, Canadá, Alemania, Francia, Gran Bretaña, Italia, Japón y Rusia. El pasado mes de enero, el gobierno canadiense, presidido por su primer ministro, anunció su intención de que la salud materno-infantil fuera una de las prioridades de desarrollo en la cumbre del presente año. Por ello, han decidido no incluir en las discusiones del G-8 los temas del aborto y la planificación familiar y concentrarse en fortalecer los sistemas sanitarios en los países en vías de desarrollo.
“Queremos asegurarnos de que nuestros fondos sean empleados para salvar las vidas de las mujeres y de los niños y que sean utilizados en las muchas, muchas cosas que están a nuestra disposición que, realmente, no dividen a la población canadiense”, declaró en días pasados Stephen Harper, citado por Terréense Mckeegan J.D. en la página Catholic family and human rights institute (Instituto de familia católica y derechos humanos)
Respecto a esta medida, el arzobispo de Québec, cardenal Marc Ouellet, dijo en declaraciones a la prensa que el gobierno canadiense ha mostrado “mucha valentía al hacer algo más en Canadá por la defensa de los no nacidos”.
Stephen Harper, cristiano evangélico, ha manifestado numerosas veces su postura en contra del aborto y la legalización de los matrimonios homosexuales. El julio de 2009 fue recibido en audiencia privada con el papa Benedicto XVI, donde trataron temas como la defensa de la vida, la ética y la familia.
El año pasado, la Agencia Canadiense de Desarrollo Internacional se negó a renovar los contratos de financiamiento con dos de los mayores proveedores de aborto internacionales: la Federación Internacional de Planificación de la Familia (Planned Parenthood) y Marie Stopes International.
Rechazo a esta decisión por las organizaciones y países pro-abortistas
Diversas ONG’s y agrupaciones pro-abortistas canadienses y de las naciones que participan en esta reunión, rechazaron la propuesta de Harper.
La oposición fue liderada por Maureen McTeer, esposa del ex primer ministro Joe Clark y representante canadiense de la White Ribbon Alliance for Safe Motherhood, quien presionó a los funcionarios del gobierno de Canadá al servirse de un informe publicado por Action Canada for Population Development.
Además, a finales del mes de marzo, durante la Reunión de Ministros de Relaciones Exteriores del G-8 celebrada en Quebec, la secretaria de Estado estadounidense Hillary Clinton aseguró que no puede haber salud materna sin salud reproductiva, “y la salud reproductiva incluye la anticoncepción y la planificación familiar, y el acceso al aborto legal y seguro”.
Dadas las fuertes críticas el gobierno canadiense ha decidido incluir el tema de la planificación familiar en el G-8: “La definición en la que todos trabajamos, cada uno en esta mesa de planificación familiar, es la capacidad de las mujeres de espaciar y limitar sus embarazos, y estar segura de que tiene control sobre su familia”, dijo Bev Oda, ministra canadiense de cooperación internacional. No obstante, Oda puntualizó que esta medida “no incluye el aborto”.
El cardenal Ouellet aseguró que el gobierno de Canadá (donde el aborto está despenalizado desde 1988), debería hacer algo más “para seguir adelante y volver a abrir la discusión acerca de la situación legal de los niños no nacidos, quienes no tienen protección alguna”.