(Agencias/InfoCatólica) Este tejido se ha convertido en uno de los objetos más estudiados del mundo. El principal interrogante que plantea a la ciencia es sobre el modo en que fue realizada la imagen, cuyas características químicas y físicas son prácticamente imposibles de replicar, tanto ayer como hoy. "De momento, no ha sido posible reproducirla con ninguna técnica a contacto", declaró Di Lazzaro.
La particularidad de la imagen original reside en la "profundidad de la coloración", que fue impresa "de modo muy superficial, únicamente en los estratos más externos del tejido". Después de observarla bien, su equipo se percató de que "la imagen de la Sábana Santa se parecía a las que realizan algunas industrias textiles a través del láser", por lo que decidieron investigarlo.
Tras cuatro años de experimentación, el equipo consiguió, por primera vez, "colorear un tejido de lino con el mismo sutil espesor con que fue coloreada la Sábana Santa" a través de "impulsos de luz ultravioleta extremadamente breves pero muy intensos emitidos con un láser especial". Los investigadores sólo han conseguido reproducir una parte pequeña de la Sábana Santa, ya que "para colorearla entera serían necesarios 14.000 láseres, algo que por el momento es imposible", admitió.
Conocer el mecanismo físico que pudo haber “pintado” la Sábana Santa, dijo el director de las investigaciones, "no contradice la teoría religiosa del milagro o de la resurrección", ya que ésta podría haber sido la causa de la descarga de energía que originó la imagen, y los científicos no pueden pronunciarse sobre dicha causa.
En los últimos días, Di Lazzaro ha organizado un seminario en Frascati (centro de Italia) en el que 48 expertos de todo el mundo se han reunido para hablar de las imágenes llamadas 'acheiropoietos', es decir, que "no han sido hechas con las manos".
El seminario, que terminó este jueves, contó con la participación de científicos especializados procedentes de 16 naciones. Además de la Sábana Santa, fueron analizadas la imagen de la Virgen de Guadalupe de la tilma de Juan Diego y el Velo de Manoppello, que según la tradición, sería la imagen que habría dejado grabada Jesús en el pañuelo con el que Santa Verónica le secó el rostro durante la Pasión.
El domingo pasado el Papa Benedicto XVI oró ante la Sábana Santa, durante su visita pastoral a Turín. En su alocución, el Papa explicó que
La Sábana Santa ha quedado sumergida en esa oscuridad profunda, pero es al mismo tiempo luminosa; y yo pienso que si miles y miles de personas vienen a venerarla, sin contar a quienes la contemplan a través de las imágenes, es porque en ella no sólo ven la oscuridad, sino también la luz; más que la derrota de la vida y del amor, ven la victoria, la victoria de la vida sobre la muerte, del amor sobre el odio; ciertamente ven la muerte de Jesús, pero entrevén su Resurrección; en el seno de la muerte ahora palpita la vida, pues en ella mora el amor.
Este es el poder de la Sábana Santa: del rostro de este "varón de dolores", que carga con la pasión del hombre de todo tiempo y lugar, incluso con nuestras pasiones, nuestros sufrimientos, nuestras dificultades, nuestros pecados -"Passio Christi. Passio hominis" - emana una solemne majestad, un señorío paradójico. Este rostro, estas manos y estos pies, este costado, todo este cuerpo habla, es en sí mismo una palabra que podemos escuchar en silencio.
¿Cómo habla la Sábana Santa? ¡Habla con la sangre, y la sangre es la vida! La Sábana Santa es un icono escrito con sangre; sangre de un hombre flagelado, coronado de espinas, crucificado y herido en el costado derecho. La imagen impresa en la Sábana Santa es la de un muerto, pero la sangre habla de su vida. Cada traza de sangre habla de amor y de vida. Especialmente esa gran mancha cercana al costado, hecha de la sangre y del agua manados copiosamente de una gran herida provocada por una lanza romana, esa sangre y ese agua hablan de vida. Es como un manantial que murmura en el silencio y nosotros podemos oírlo, podemos escucharlo, en el silencio del Sábado Santo