(Alba/InfoCatólica) El reportaje del Semanario Alba explica que en 2007 el arzobispado de Madrid intentó poner orden en la parroquia de San Carlos Borrmeo, sita en el distrito de Entrevías, dentro del barrio madrileño de Vallecas. El propósito original era convertir las instalaciones, que pertenecen a la diócesis, en un centro social dirigido por Cáritas, al que seguirían adscritos Javier Baeza, José Díaz y Enrique de Castro. La campaña mediática orquestada por los tres presbíteros, a la que se sumó gran parte de la izquierda española, consiguió lo que pretendía: politizar un conflicto intraeclesial para convertirlo en un pulso contra la jerarquía de la Iglesia católica.
El decreto del 10 de diciembre de 2007 transformó a los tres sacerdotes en los capellanes del nuevo Centro Pastoral San Carlos Borromeo y les pidió que desarrollasen su acción pastoral "visibilizando la comunión eclesial". Una comunión que resulta difícil de percibir.
Salvo un gran Cristo atado a la pared con cadenas, nada en la decoración o en la atmósfera recuerda a una iglesia: no hay sagrario, las especies eucarísticas –unas hogazas de pan cortadas en grandes trozos y un par de copas de cristal llenas de vino– permanecen desde el principio expuestas sobre una mesa que hace las veces de altar, la gente habla en tono coloquial entre sí, nadie reza o se santigua, varias personas fuman, el suelo está sucio y pegajoso y en una de las paredes laterales luce el mural de un hombre desnudo.
Otro ejemplo: saltándose la plegaria eucarística previa, el cura pronuncia con libertad las palabras sobre las especies; habla de un Dios "padre y madre y todocariñoso". Cuando coge la copa de vino dice que Jesús y los apóstoles, en la Última Cena, estaban "acojonados".
Reportaje íntegro en el número 274 del semanario, desde el viernes 23 de abril en los quioscos.