(EP/InfoCatólica) “Es flagrante sugerir a las madres africanas que sus vidas y su salud mejorarán matando a sus bebés pues las causas de su sufrimiento no se solucionan con más muerte y desesperación”, expresó el doctor Walley. Además, reprochó que “muchas agencias de ayuda internacional conducidas por su ideología siguen insistiendo en que la principal estrategia para reducir las muertes de las madres en los países en desarrollo son el control de la natalidad y el aborto”. Así, insistió en que, “la mayoría de las madres, particularmente en África, desean tener hijos pues saben que son el futuro de su familia, comunidad y país”.
Apoyo contra la ley del aborto
Por ello, MCI apoya las protestas contra la nueva Ley del aborto española “y en cualquier lugar del primer mundo” ya que, a su juicio, “demuestra una profunda pobreza de pensamiento”. “Nosotros firmamos una petición online apoyando las protestas y nos mantenemos en contacto con las asociaciones pro-vida, aunque nos gustaría mantener contacto también con obstetras y ginecólogos”, explicó Walley.
Para el director de MCI, “la Iglesia, que tiene una larga historia en asistencia a las madres, no tiene asegurada su continuación en este ministerio ya que sufre una disidencia interna y un ataque externo por parte de los gobiernos y las agencias de financiación”, que tal y como denuncia, “discriminan a las ONG católicas y retiran el derecho de los médicos católicos a practicar su oficio de acuerdo a su conciencia”.
Mortalidad materna e infantil por falta de doctores y hospitales
“El triste hecho es que en el mundo en desarrollo no hay suficientes doctores cualificados ni hospitales para atender a las madres, especialmente en las áreas rurales”, afirmó Walley. Por ello, apuntó que “el quinto Objetivo de Desarrollo del Milenio -dedicado a reducir, entre 1995 y 2015, la mortalidad materna en tres cuartas partes- no se alcanzará hasta 2.282”.
El doctor señaló también que el artículo 25 de la Declaración de los Derechos Humanos establece que “toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios” y que “la maternidad y la infancia tienen derecho a cuidados y asistencia especiales”.