(IntereconomíaTV/InfoCatólica) Entre los participantes en el programa estuvieron el catedrático Rafael Navarro Valls y el magistrado José Antonio Requero, Marisa Pérez Toribio, portavoz de España educa en Libertad. También intervinieron la ginecóloga Sonsoles Alonso, las periodistas Pilar Soto y Sonsoles Salavera la portavoz de la plataforma Derecho a Vivir, Gádor Joya y Ana Córdoba, del Teléfono de la Vida de Zaragoza.
El programa entrevistó a monseñor Reig Pla, obispo de Alcalá de Henares y presidente de la Subcomisión Episcopal de Familia y Vida. El prelado aseguró que los católicos españoles han ido creando en la opinión pública y en la práctica social una corriente de mayor conciencia y apoyo de la cultura de la vida. Ahora, “lo que corresponde, con la Evangelium Vitae en la mano, es continuar trabajando en favor de la vida, en todas sus dimensiones, acoger a las mujeres embarazadas, de proporcionarle respuestas que no sea el aborto, estar generando en las propias parroquias y movimientos civiles una cultura en favor de la vida y crear esta red de asociaciones para luchar unidos en este combate que va a ser largo”.
Responsabilidad de los parlamentarios y del Rey
En relación con los parlamentarios que han dado su voto a la nueva Ley, monseñor Reig Pla recordó la doctrina que expresó el portavoz de la CEE monseñor Martínez Camino, siguiendo tanto el Código de Derecho Canónico como la encíclica Evangelium Vitae para los casos en que “una ley proporciona un mayor deterioro para la vida humana como es esta respecto a la anterior ley”. El presidente de la Subcomisión de Familia y Vida explicó que ahora se “pasa a afirmar que la mujer se puede 'autodeterminar conscientemente' –esas son las palabras que utiliza la ley–, puede decidir ella hasta la decimocuarta semana lo que es la vida humana”. Se refirió a que la ley aprobada “empeora no sólo lo que es la legislación del aborto sino lo que es la educación sexual, y la introducción de la ideología de género, así como la formación de los profesionales sanitarios”.
Reiteró que, en consecuencia, “los católicos que tenían que votar la ley necesariamente tenían que votar en conciencia en contra” y “los que hayan votado a favor tienen que saber que se ponen objetivamente en una situación de pecado”.
Finalmente, preguntado por la posición de la Iglesia respecto a si la situación del Rey que ha sancionado la ley es la misma que la de los políticos que han dado su voto favorable a la misma, monseñor Reig Pla afirmó que “es una situacion mas singular”, si bien “en el tema de la conciencia humana cuando se trata de reforzar una ley que va a provocar la muerte de inocentes no se puede uno amparar simplemente en la Constitución”, sino que “tiene que pensar si con su firma está cooperando materialmente en este caso a que esta ley vaya adelante”. Así, “la conciencia del rey tenía que en este caso situarse no ante la constitución sino ante aquello que es cooperar materialmente con el mal”.
A la pregunta de qué tenía que haber hecho el Rey, monseñor Reig Pla sugirió diversas situaciones, como “decir que no firmaba, decir que anteponía su conciencia al hecho mismo de lo que supone el refrendar una ley que no proporciona el bien, decir yo no ejerzo como rey en esta situación”. En todo cado, concluyó el obispo, “lo que yo puedo afirmar es que es una cooperación remota con el mal”.