(SIC/InfoCatólica) La carta ha sido dirigida a todos los párrocos, rectores de Iglesias, dirigentes de asociaciones y movimientos apostólicos, directores de colegios y centros de enseñanza, instituciones de la vida consagrada y a todos los fieles laicos de la Archidiócesis.
Recordando que «también este año celebraremos la eucaristía el domingo 27 de Diciembre, Solemnidad de la Sagrada Familia, en la madrileña Plaza de Lima», el Cardenal explica que «este año hemos abierto el horizonte de nuestra celebración a otras iglesias de Europa, que viven también preocupadas por la situación que atraviesa la institución familiar. Por ello, nos acompañarán algunos cardenales de Europa y de la Curia romana, que se unen gozosamente a esta fiesta de la Sagrada Familia y de todas las familias cristianas para testimoniar el plan de Dios sobre el matrimonio y la familia».
Oración y evangelización de la familia
Para el Cardenal de Madrid, «son muchos los motivos que tenemos para unirnos en oración y pedir a la Sagrada Familia la solución a problemas tan graves como son los que afectan a la institución familiar: la defensa de la vida desde la concepción hasta la muerte natural, la unión indisoluble del matrimonio entre el hombre y la mujer, el significado trascendente de la sexualidad humana y del amor conyugal, la educación cristiana de los hijos y el derecho de los padres a formarlos según sus propias convicciones religiosas y morales, el grave problema económico por el que atraviesan muchas familias, privadas de un trabajo digno y en situación de pobreza y necesidad».
El Cardenal anima «a participar en esta celebración y dar testimonio de la gracia de ser cristianos en familia. La presencia de familias enteras será el mejor anuncio de que el evangelio de Cristo tiene arraigo en nuestra sociedad y que la familia edificada sobre la fe en Cristo aporta a la sociedad una vida nueva capaz de generar alegría, fecundidad y amor a los hombres».
La Sagrada Familia y la familia de los hijos de Dios
Don Antonio María exhorta a animar «a vuestros amigos y conocidos. Ocasiones como estas nos ayudan a recuperar el sentido de nuestra pertenencia a la gran familia de los hijos de Dios, que ha recibido la misión de anunciar a todos los hombres que Dios ha tomado nuestra carne para otorgarnos su condición divina. Que Jesús, María y José nos sostengan y alienten en esta tarea y hagan fecundos nuestros trabajos a favor de la familia y de la sociedad».