(J. Wynne-Jones/Sunday Telegraph*) Jack Sullivan estaba obligado a permanecer acostado en la cama de un hospital de Boston (Estados Unidos). Apenas era capaz de levantar la cabeza y el dolor era tan intenso que le costaba trabajo respirar. La operación de la espalda no salió como estaba previsto y se complicó. Los médicos le habían advertido que se quedaría paralítico a menos que pasara por el quirófano, pero durante la intervención descubrieron que la columna vertebral estaba tan dañada que presentaba fugas de líquido.
Destrozado, casi desesperado y viendo cómo desaparecían sus esperanzas y planes para el futuro, Sullivan pidió la intercesión del Cardenal Newman. Pidió ayuda a Newman por primera vez tras ver un documental sobre el clérigo anglicano, convertido al catolicismo en el siglo XIX. A Sullivan le pareció que la vida del cardenal era una fuente de inspiración. Después de rezar, casi de inmediato, el dolor desapareció y sintió que recobraba la fuerza física. Retiró las sábanas, probó a tocar el suelo con los dedos de los pies y anduvo por primera vez después de meses.
Un hospital de Boston es un escenario poco probable para uno de los eventos más importantes del catolicismo de la última década; sin embargo, su curación ha sido declarada como milagro por la Iglesia. El milagro tiene como consecuencia la primera visita de un papa al Reino Unido desde hace 28 años y además despeja el camino para la proclamación del primer santo del Reino Unido desde 1982.
El ya diácono Jack Sullivan, tras los pasos del cardenal J.H. Newman
En las semanas pasadas Sullivan recorrió Inglaterra, siguiendo los pasos de John Henry Newman, el cardenal que intercedió por él en cuando casi todo estaba perdido. Monseñor Vincent Nichols, arzobispo de Westminster, fue el que invitó a Sullivan a Inglaterra. El prelado opina que la visita del estadounidense puede ser un remedio eficaz contra el creciente escepticismo en Gran Bretaña relativo a las cuestiones de fe.
«Su presencia y su testimonio nos ayudarán a ser más conscientes del poder de la oración y la importancia de la intercesión de aquellos que pueden rezar por nosotros en presencia de Dios», afirma el arzobispo. El testimonio de Sullivan fomentará el debate entre quienes consideran que los milagros son poco más que fabulaciones de gente supersticiosa y confusa, y aquellos que creen firmemente que son la obra de Dios.
En una entrevista exclusiva con el Sunday Telegraph, Sullivan reconoce que hay muchas personas que dudan de la veracidad de su relato, incluso su propia esposa era incrédula al principio, pero espera que su historia animará a mucha gente. «Por alguna razón, me seleccionaron allí arriba. No sé por qué, no tengo nada especial. Sólo soy una persona normal».
Historia de la curación milagrosa
Jack Sullivan, de 71 años de edad y juez de un distrito de Massachusetts, ha pasado a ser una prueba viviente para millones de católicos de que los milagros son posibles para cualquiera, en cualquier lugar. Sus problemas de espalda comenzaron en el año 2000, cuando una tomografía reveló una serie de deformaciones en una serie de vértebras y discos intervertebrales que oprimían la médula espinal y los nervios. Las deformaciones provocaron estenosis, un estrechamiento anormal de los vasos sanguíneos de las piernas.
En ese momento estaba estudiando para convertirse en diácono de la Iglesia Católica y el hecho de ser incapaz de terminar la formación supuso una conmoción para él. Un día, encorvado en un sillón de su casa y tratando de aceptar su nueva situación, dio casualmente con un documental sobre Newman mientras hacía zapping en la televisión. Sintió la necesidad de rezar al cardenal y le pidió fuerza para enfrentarse a su problema y de alguna manera superar su discapacidad, de forma que pudiera convertirse en diácono. A la mañana siguiente se despertó prácticamente sin dolor y capaz de andar. Los médicos estaban perplejos. Las pruebas habían demostrado la presencia de un problema grave en su columna vertebral.
«Continué rezando a Newman todos los días después de aquello. Estaba muy agradecido. Me costaba creer lo que había sucedido». Los médicos le dijeron que las protuberancias de la columna vertebral ya no eran visibles bajo los rayos X, pero Sullivan experimentó de nuevo dolor al año siguiente, lo que le obligó a someterse de nuevo a una intervención. Es la curación de esta operación, en 2001, que los cirujanos habían estimado que necesitaría meses de recuperación, lo que ha sido confirmado por la Iglesia Católica como milagro.
Sullivan dice que no puede haber otra explicación. «Yo llevaba con un dolor muy intenso durante días. Según las previsiones más optimistas sería incapaz de andar durante un largo periodo, pero después de rezar a Newman inmediatamente sentí un calor intenso. También sentí alegría y confianza». «Le dije a la enfermera que el dolor había desaparecido. Entonces me levanté y me puse a recorrer los pasillos de arriba abajo, con la enfermera tratando de igualar mi ritmo».
Ese mismo día fue dado de alta del hospital y regresó a su casa, donde se sentó a escribir una carta al Oratorio de Birmingham. La carta puso en marcha un proceso largo y complicado que terminó finalmente este verano, cuando el papa Benedicto XVI decretó que lo ocurrido sólo podía explicarse por un milagro. La Congregación para las Causas de los Santos, el departamento del Vaticano encargado de examinar las curaciones eventualmente milagrosas, ha anunciado formalmente la decisión.
La declaración del milagro: médicos y teólogos
Las declaraciones de milagros son escasas y valiosas en la Iglesia Católica. Requieren una investigación exhaustiva que incluye entrevistas con los testigos y el análisis de todos los documentos médicos pertinentes. A continuación hay una serie de comprobaciones, empezando con el análisis por parte del grupo de expertos médicos de la Congregación, la consulta medica, antes de las rondas de votación sobre la validez del milagro.
Si el candidato a milagro aprueba la consulta medica, el caso pasa a un panel de teólogos, que consideran la dimensión espiritual de la curación. La sentencia que concluye que ha habido una relación directa entre la curación y la intercesión del siervo de Dios se transmite a los cardenales y obispos para una nueva votación, antes de que el caso llegue finalmente al Papa.
Aunque el caso de Sullivan tardó ocho años en seguir el procedimiento, el hecho de que los médicos estaban completamente desconcertados por la recuperación aceleró el proceso.
El doctor Robert Banco, jefe de cirugía de columna del hospital New England Baptist de Boston escribió en relación a la mejoría de Sullivan tras rezar a Newman: «no encuentro explicación médica de la ausencia de dolor durante un periodo tan largo de tiempo, a pesar de la estenosis persistente y grave. Los datos objetivos, la tomografía, mielografía y la resonancia magnética demostraron que la patología no sufrió cambio alguno, sin embargo los síntomas [el dolor] mejoraron radicalmente».
Después de la segunda curación, le dijo a Sullivan que la recuperación de su columna vertebral era tan buena que a los 71 años de edad tenía la capacidad de soporte equivalente a la de una columna de 30 años de edad. «Con el daño que tenía en la meninge duramadre, debería haber estado en un estado mucho peor», afirma. «No tengo una explicación médica o científica para este caso. Si desea una respuesta, pídasela a Dios».
* Traducido por A. Moreno-Ramos para InfoCatólica