(Agencias/OLRC/InfoCatólica) Marcial Cuquerella, presidente del Observatorio para la Libertad Religiosa y de Conciencia, considera preocupantes las declaraciones realizadas ayer por el ministro de Justicia, Francisco Caamaño, en la apertura del curso “La pluralidad religiosa en la sociedad española contemporánea: cuestiones a debate”, que organiza la Fundación Pluralismo y Convivencia en El Escorial. Cuquerella ha subrayado que afirmaciones como la de que "la libertad de conciencia no puede ser una excusa permanente para desobedecer la ley", hechas por el ministro de justicia, exigen una aclaración, y que Caamaño debe "especificar cuáles son esos casos en los que la libertad de conciencia no es excusa”.
El ministro Caamaño declaró que la ley vigente "ha dado sus frutos, pero se ha quedado atrás en el tiempo", e insistió en que "treinta años después, es necesario replantearnos la normativa referente a libertad religiosa y al modo de practicarla". Aunque se refirió a diversos aspectos, “que van desde el establecimiento de lugares de culto --no sólo de culto católico-- dentro de la planificación urbanística, en función de las necesidades de la población, en los enterramientos, en la escuela, la sanidad, las prisiones y también en la organización de los funerales de Estado”, Caamaño se adentró también en el desarrollo del artículo de la Constitución referido a la libertad ideológica, religiosa y de creencias: "Es necesario -afirmó Francisco Caamaño- un proceso de adaptación de algunas prácticas religiosas, prohibiendo aquellas que sean contrarias al orden público".
"Hay que regular la libertad religiosa, pero también la de conciencia" --insistió el titular de Justicia--. "La libertad de conciencia no puede ser una excusa permanente para desobedecer la ley. Sin ley no hay convivencia. Para que exista, deben tener derechos y obligaciones vinculadas", recalcó.
Marcial Cuquerella ha exigido al ministro de justicia que "especifique cuáles son esos casos en los que la libertad de conciencia no es “excusa”: si hablamos de objeción médica o farmacéutica o de los padres en lo tocante a la educación de los hijos”. Para Cuquerella "constituye una irresponsabilidad por parte del señor Caamaño transmitir a la ciudadanía que la conciencia es una excusa; la conciencia es la exigencia más íntima y personal sobre los límites a los que una persona puede someter sus actos, y nadie puede obligar a un semejante a obrar contra su propia conciencia". En cualquier caso –añade-- "no especificar supone echar gasolina al fuego de la incertidumbre ciudadana, muy preocupada por la nueva ley".
Por último, Cuquerella ha instado al ministro de Justicia a obrar, trabajar y legislar a favor de la libertad de los ciudadanos, y le ha animado a que no tenga miedo de las consecuencias que el libre ejercicio de esta libertad pueda traer, y a invitado a Caamaño a entrar en diálogo con entidades como el Observatorio para la Libertad Religiosa y de Conciencia, para alcanzar ese consenso al que pretende aspirar.