(InfoCatólica) El Cardenal Vicario de Roma, Angelo De Donatis ha emitido un comunicado en el que prohíbe a todos los fieles el acceso a cualquier iglesia, sea parroquia o no, y en general a todos los edificios religiosos abiertos al público.
Hasta el viernes 3 de abril de 2020, está prohibido a todos los fieles el acceso a las iglesias parroquiales y no parroquiales de la Diócesis de Roma, abiertas al público (cf. cann. 1214 ss CIC), y más en general a edificios religiosos de cualquier tipo abiertos al público. Solo serán accesibles a las personas pertenecientes a comunidades constituidas permanentemente (religiosas, monásticas, etc.: cf. can. 1223 CIC) y limitados a las mismas comunidades que los usan habitualmente como residentes y convivientes en el lugar, con prohibición del acceso de los fieles que no son miembros estables de las comunidades mencionadas.
En consecuencia, los fieles están exentos de la obligación de cumplir el precepto dominical (cf. cann. 1246-1248 CIC).
El decreto responsabiliza a los eclesiásticos responsables de los lugares para que tomen medidas adecuadas para que se cumpla el decreto a la vez que dice que:
Recordemos que esta disposición es para el bien común. Damos la bienvenida a las palabras de Jesús que nos dice «donde dos o tres están reunidos en mi nombre, yo estoy entre ellos» (Mt 18,20). En este momento, aún más, nuestras casas son iglesias domésticas.
El Cardenal remite este decreto al estado de excepcionalidad de los últimas normativas civiles:
«Estamos viviendo en una situación de salud muy grave [...] Cada uno, en particular, debe tener la máxima atención, porque cualquier imprudencia en el cumplimiento de las medidas sanitarias podría dañar a otras personas. La decisión de cerrar las iglesias también puede ser una expresión de esta responsabilidad. Esto no es porque el estado lo requiera, sino por un sentido de pertenencia a la familia humana, expuesto a un virus cuya naturaleza y propagación aún no conocemos »;