(Cope/InfoCatólica) Mons. Asenjo ha insistido en que la «la vida debe ser respetada en cualquiera de sus momentos, desde su concepción hasta su ocaso natural», por eso la Iglesia Católica «condena el acortamiento de la vida», ya sea mediante el suicidio asistido o la eutanasia.
Un concepto, asegura, «que no deja de ser un eufemismo, ya que no se trata de una muerte digna, dulce o buena, sino que busca disponer de la propia vida cuando uno estima que ya no tiene sentido o que no es productiva para la sociedad».
En esta línea, ha calificado de «perversa e inmoral» esta práctica y ha recordado que nadie tiene derecho a acabar con una vida, «ni el interesado, ni su familia, ni mucho menos los médicos, que en su juramento hipocrático prometen defender la vida en todas sus fases». El Arzobispo de Sevilla concluye su reflexión con una llamada a «defender la vida, no suprimirla».