(AsiaNews) El misterio de la encarnación «revela un Dios en movimiento», que en Cristo «se ha vuelto migrante». Para nosotros, que somos una Iglesia migrante, «es un motivo de alegría, pero también la tarea de volvernos mensajeros de la paz». Es lo que cuenta en una larga entrevista con AsiaNews Mons. Paul Hinder, vicario apostólico de Arabia meridional (Emiratos Árabes Unidos, Omán y Yemen). Una tierra donde aún sigue vivo el recuerdo del viaje apostólico de Papa Francisco que, tal como revela el prelado, continúa dando frutos. Uno de tantos, la primicia de poder celebrar «la misa con más de 120 presos en una cárcel federal. Para todos los detenidos, ha sido una Navidad anticipada».
Desde un área donde la gran mayoría de la población es musulmana, llegan señales alentadoras en lo que respecta al diálogo y la confrontación. En el mes de febrero, los Emiratos recibieron por primera vez a un pontífice en una nación del Golfo: más de 120.000 fieles asistieron a la misa de Papa Francisco, un acontecimiento histórico que además fue difundido por una de las principales emisoras locales con un documental. A la visita se unen otros acontecimientos que cabe destacar, como la reapertura del sitio más antiguo, la inauguración de una nueva parroquia en Omán y la creciente presencia de los laicos en la misión.
El vicariato apostólico de Arabia Meridional comprende los Emiratos Árabes Unidos (EAU), Omán y Yemen y cubre una superficie total de aproximadamente 929.000 km2. Según las estadísticas oficiales, sobre una población total de 43 millones de personas, los católicos suman 999.000. El territorio está subdividido en 16 parroquias; los sacerdotes diocesanos son 18 y a ellos se suman otros 49 que pertenecen a institutos religiosos, y un diácono permanente que vive en la diócesis. Las religiosas activas en el territorio - provenientes de distintas órdenes - son 50, y a ellas se agrega un hermano laico.
A continuación, la entrevista de AsiaNews con Mons. Hinder:
Excelencia, la comunidad se dispone a festejar la primera Navidad después de la visita del Papa. ¿Aún sigue vivo el recuerdo de la visita?
¡Desde luego que sí! En todos lados, cuando me encuentro con nuestros fieles que son en su gran mayoría trabajadores migrantes, y con los habitantes locales de los Emiratos, el viaje pastoral del pontífice ha dejado una huella profunda. Los frutos se sienten sobre todo en un clima más distendido en las relaciones con las autoridades. También hay avances en nuestras actividades pastorales. Doy un ejemplo: en estos días, celebré por primera vez en la historia una misa con más de 120 presos, en una cárcel federal. Para todos los detenidos, fue una Navidad anticipada.
¿Cuáles son los momentos más significativos de estos días festivos?
Las parroquias ya tienen un programa bien armado. Durante los 9 días previos a la Navidad, los filipinos celebran la misa de Simbag Gabi, en la cual cada noche participan cerca de 7.000 fieles en Abu Dabi, y 30.000 en Dubai. Lo sabemos por el número de ostias que se distribuyen. Todos los espacios están llenos, tanto dentro como fuera de la iglesia. Y luego hay confesiones, desde la mañana y hasta la noche.
A esto se suman las misas durante los días de la Navidad. Por dar un ejemplo, en la parroquia de San José, en Abu Dabi, el 24 por la tarde y por la noche se celebra 3 veces, porque de otro modo no habría lugar para todos en una sola celebración. El día de Navidad se celebrarán 24 misas: 10, en inglés; las otras 14, en 13 lenguas distintas, comenzando a las 4 de la mañana. La última misa será a las 20:30 en tagalog (filipino). Durante el día se realiza la «open house» (casa abierta) en un espacio de la parroquia donde todos, especialmente los que están sin familia, pueden comer, cantar y festejar.
Recientemente, los jóvenes organizaron un importante encuentro, ¿qué rol desempeñan en la vida de la Vicaría?
Los jóvenes se comprometen en todas las actividades que pueden, desde la liturgia a las distintas iniciativas que se preparan, como la «Open house» que mencioné antes; se ocupan de organizar la acogida y la presencia de muchísimos fieles que vienen a la iglesia o de todos los que deseen visitar el pesebre. Son ellos los que suelen acudir a los «campos de trabajo» donde se encuentra gran parte de los migrantes cristianos para distribuir regalos entre los trabajadores. Además, organizan momentos de oración y el transporte de estos mismo fieles desde los campos de trabajo hasta la iglesia, y el viaje de regreso.
Excelencia, ¿que mensaje desearía enviar a la comunidad de Arabia con ocasión de la Navidad?
El misterio de la encarnación revela a Dios en movimiento. Dios, en Jesucrito, se ha vuelto literalmente un migrante: se mueve desde el cielo a la tierra, y aquí, se mueve desde un rincón a otro de la Tierra Santa. Para nosotros, que somos fieles migrantes, esta es también la esencia de una Iglesia migrante: nos sentimos a gusto, sabiendo que Dios está con nosotros y marcha con nosotros. Así, la historia de la Navidad se vuelve nuestra propia historia, motivo de alegría pero también una tarea, la de hacernos mensajeros de la paz.
El vicariato también abarca Yemen: ¿qué significa la Navidad en este país atormentado por la guerra, la violencia, la pobreza y a las enfermedades?
Aún aguardamos una tregua sostenible y una paz justa. Yemen pasará otra Navidad sin sacerdote. Las religiosas de la Madre Teresa seguramente celebrarán con los pocos cristianos del lugar, en su capilla. Los pocos católicos presentes en Adén también se reunirán para celebrar con sencillez el nacimiento del hijo de Dios. No tendrán la solemnidad de las grandes parroquias de lado del Golfo. Sin embargo, estoy seguro de que el Verbo, que se ha hecho carne, también estará en un Yemen torturado y dará sus signos de Príncipe de la Paz.
La presencia del Papa ha fortalecido el diálogo con los líderes musulmanes. ¿Han recibido mensajes de buenos deseos u otro particular en estos días de preparación para la fiesta?
Normalmente los buenos deseos se expresan cuando estamos muy próximos a la fecha, en los días previos. Además, el gobierno está presente a través de la seguridad, que nos protege de un modo discreto, pero también amable. El departamento para el Desarrollo de la Comunidad (DCD, Department for Community Development) nos visitará para mostrar a todos que la fiesta puede celebrarse sin problemas.
