(Bioetica.blog) Tras una consulta llevada a cabo con médicos y otros profesionales de todo el mundo, en la Asamblea anual en Tiflis, se adoptó una resolución que consideraba estas prácticas como «poco éticas»:
«La AMM reitera su fuerte compromiso con los principios de la ética médica y que se debe mantener el máximo respeto por la vida humana. Por lo tanto, la AMM se opone firmemente a la eutanasia y al suicidio con ayuda médica».
Por otra parte, la Declaración indica:
«el médico que respeta el derecho básico del paciente a rechazar el tratamiento médico no actúa de manera contraria a la ética al renunciar o retener la atención no deseada, incluso si el respeto de ese deseo resulta en la muerte del paciente».
También recoge la definición de la eutanasia como:
«un médico que administra deliberadamente una sustancia letal o lleva a cabo una intervención para causar la muerte de un paciente con capacidad de toma de decisiones a solicitud voluntaria del paciente».
Por su parte, el suicidio asistido se refiere «a casos en los que, a petición voluntaria de un paciente con capacidad para tomar decisiones, un médico deliberadamente permite al paciente terminar con su propia vida al recetar o proporcionar sustancias médicas con la intención de provocar la muerte».
Además, continúa manteniendo el término de suicidio asistido , a pesar de la presión de los países que han legalizado estas prácticas (incluido Canadá), para adoptar el término más suave «ayuda médica para morir».
Finalmente, respecto a la objeción de conciencia, la Asociación agrega que «ningún médico debería verse obligado a participar en la eutanasia o el suicidio asistido, ni a tomar decisiones de derivación para ese propósito».
Esta declaración tiene todo su peso en un momento en que una mayoría política en Bélgica quiere socavar la libertad de conciencia de los médicos: el comité de salud parlamentario votó recientemente en primera lectura una enmienda para enmarcar más severamente la obligación de derivación del médico en caso de objeción de conciencia. El médico que invoca la objeción de conciencia, debe informar al paciente o su persona de confianza «a más tardar dentro de los 7 días de la formulación de la solicitud de eutanasia»; entonces debe «transmitir, dentro de los 4 días posteriores a la formulación del rechazo, el expediente médico del paciente a otro médico que examinará su solicitud de eutanasia». Su participación activa en la búsqueda de otro médico y la transmisión del expediente médico será por lo tanto requerido.
El presidente de la AMM, Dr. Frank Ulrich Montgomery, afirmó:
«Después de haber celebrado conferencias consultivas en todos los continentes del mundo, creemos que esta redacción revisada está de acuerdo con las opiniones de la mayoría de los médicos de todo el mundo».
La AMM es la asociación médica más grande del mundo. Reúne a 113 países y sus organizaciones médicas nacionales, que representan a más de 10 millones de médicos en todo el mundo.
Texto completo de la Declaración Adoptada por la 70ª Asamblea General de la AMM
La AMM reitera su fuerte compromiso con los principios de la ética médica y con que se debe mantener el máximo respeto por la vida humana. Por lo tanto, la AMM se opone firmemente a la eutanasia y al suicidio con ayuda médica.
Para fines de esta declaración, la eutanasia se define como el médico que administra deliberadamente una substancia letal o que realiza una intervención para causar la muerte de un paciente con capacidad de decisión por petición voluntaria de éste. El suicidio con ayuda médica se refiere a los casos en que, por petición voluntaria de un paciente con capacidad de decisión, el médico permite deliberadamente que un paciente ponga fin a su vida al prescribir o proporcionar substancias médicas cuya finalidad es causar la muerte.
Ningún médico debe ser obligado a participar en eutanasia o suicidio con ayuda médica, ni tampoco debe ser obligado a derivar un paciente con este objetivo.
Por separado, el médico que respeta el derecho básico del paciente a rechazar el tratamiento médico no actúa de manera contraria a la ética al renunciar o retener la atención no deseada, incluso si el respeto de dicho deseo resulta en la muerte del paciente.